Revista cultural   -   Critica teatral   -   ISSN 2255-3894



teatro

información:

(EN ROJO INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO):

Sinopsis: Una abogada independiente, que busca abrirse un hueco en el competitivo – y masculino – mundo del Derecho, recibe, a altas horas de la noche, a un misterioso cliente.  Un hombre de negocios en el momento más dulce de su vida, disfrutando del éxito más absoluto, necesita ayuda legal.  Ha estrangulado a su mujer y se llama Otelo.

Una revisión del clásico de Shakespeare, agresiva, sexual, racial y feminista, para el siglo XXI.  Un drama isabelino de celos y venganza, que se convierte en una tragedia de género en el siglo XXI, en la que Otelo se enfrenta al juicio de la Historia en un bufete de abogados madrileño.

Otelo a juicio mezcla la historia contemporánea de un triunfador caído en desgracia por ser responsable de un caso de violencia de género, con la obra clásica de Shakespeare, en la que un guerrero de éxito, la espada de Venecia, lo pierde todo después de asesinar a su mujer.  Un drama isabelino de celos y venganza, que se convierte en una tragedia de género en el siglo XXI.  En un bufete de abogados madrileño, Otelo se enfrenta al juicio de la Historia. Una revisión del clásico de Shakespeare, agresiva, sexual, racial y feminista, para el siglo XXI.

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comentario versión 2019:

Ramón Paso estrena OTELO A JUICIO en el TEATRO ALCÁZAR COFIDIS, después de su paso por el Teatro Fernán Gómez durante la temporada 2018. Esta nueva versión de OTELO A JUICIO, ofrece cambios significativos respecto a su puesta en escena anterior (2018), tanto en la concepción de la propuesta, como en su desarrollo e incluso en el elenco, ya que han cambiado dos de sus protagonistas masculinos, un cambio que aporta a la propuesta un nuevo tono, estilo y dimensión (Paco Rojas y Jorge Machín han sido sustituidos por Jorge Mayor y David DeGea).  El primer cambio obvio se encuentra en el elenco, pero además, se ha optado por la desaparición de muchas escenas y la disminución del tiempo de la propuesta, una dinamización muy pensada que, en si misma, no afecta al fondo la propuesta, aunque este fondo haya realizado un curioso giro.

OTELO A JUICIO, de Ramón Paso, se muestra como un montaje atrevido que, si bien toma como base la obra de Shakespeare manteniendo los personajes, aunque en esta ocasión, la figura de OTELO se presenta como la de un hombre que ha matado a su esposa y busca a través de una joven abogada los consejos y pautas para pagar por su delito, pero siempre y cuando exista castigo para el inductor de dicho asesinato.

Ramón Paso realiza en esta propuesta una de las acciones que más le gustan, jugar con los contrastes, dar la vuelta al tiempo, al espacio y los personajes para recrear un ‘sí pero no’, en este caso, una acción que parte del asesinato de Desdémona, pero que entrelaza y entremezcla los tiempos, pasado y presente, antes y ahora, etc. El asesinato ha ocurrido en la actualidad, pero las acciones que han llevado a OTELO a perpetrar tan despiadado acto, son y suceden en el pasado.

Así, Ramón Paso juega con los personajes y con el dibujo y construcción de los mismos. Las mujeres de la obra son fuertes y despiadadas o frágiles y sumisas, son actuales y/o clásicas, son contundentes o etéreas, sin término medio, personajes que se colocan en dos lados equidistantes de una balanza en un espacio temporal cambiante, donde el paso de los siglos, en realidad, no ha marcado grandes diferencias en la forma de vivir las emociones y las pasiones. Dentro de los personajes masculinos, Otelo y Yago marcan la pauta, con el cambio de elenco también ha cambiado el papel y la naturaleza de estos personajes. OTELO, en general, muestra menos fuerza, es fuerte ante las mujeres pero débil y manipulable ante Yago, un hombre capaz de sembrar en OTELO la semilla de la duda con una facilidad pasmosa, utilizando contra Otelo las armas de la manipulación, unas armas bien afiladas y dirigidas hacia su baja autoestima y su inferioridad emocional. Así, en esta nueva versión, se otorga más peso a las maquinaciones de Yago, un personaje que se dibuja burlón, maléfico, sarcástico, irónico y risitas, que sin piedad se muestra traspasando la barrera del espacio – tiempo para cometer sus maquinaciones, ya sea vestido como soldado de Otelo o con cazadora de cuero dando buena cuenta de su naturaleza.

Toda la acción sucede en dos tiempos diferentes (el pasado y el presente), que se entremezclan y conectan en diferentes puntos, creándose la sensación de actualidad y al mismo tiempo de ensoñación, una circunstancia buscadamente patente en el personaje de Desdémona (incluso desde antes de comenzar la propuesta), situándola en un lugar donde presencia y sueño se confunden.

Pero, además del juego de contrastes que nos propone Ramón Paso en la definición de los personajes y el paso del pasado al presente (de la antigua Venecia y un bufete actual), busca el triplete con el juego de contrastes en la naturaleza de las propias escenas, duras y serias en algunos momentos y casi infantiles en otros. Ramón Paso parece presentarnos la propuesta y pensar, el clásico ya lo conocéis, la versión seria también, ahora vamos a disfrutar jugando con todos los elementos, vamos a preparar un juicio duro y sin complejos, pero también vamos a batirnos en duelo y vamos a dejar que los espíritus tomen aire y recorran el espacio escénico a cámara lenta como diciendo: ‘si no llego a estar muerto te ibas a enterar’, porque sí, esta versión es más traviesa y juguetona que la anterior, efectivamente hay venganza, muerte y una supuesta defensa del honor perdido, pero desde la visión actual y más mundana que aportan temas de pleno interés como la diferencia entre justicia y ley, el cambio de criterio según las necesidades, el poder mediático, las redes sociales, etc.

En esta puesta en escena (a la italiana), la compañía ha contado con mucho más espacio del que normalmente disponen en sus propuestas (más acostumbrados a salas más pequeñas que ofrecen un mayor grado de intimidad y cercanía), sin embargo, se aprovecha la ocasión y se utiliza el espacio como soporte del paso entre dos tiempos. A la derecha del espacio escénico (desde el patio de butacas) la actualidad, el bufete de abogadas decorado asépticamente, pocos elementos pero de materiales fríos y distantes, mesa y sillas metálicas, archivadores, etc. A la izquierda se abre camino el siglo XVI y las intrigas que envuelven a Otelo, y en el medio del espacio escénico, un espacio atemporal donde los tiempos se mezclan y se confunden y donde lo mismo se recorre un pasillo de un edificio de oficinas como se da fin a un duelo, una buena solución para remarcar la vigencia de los hechos a través del tiempo. Además, el espacio sonoro también apoyará esta dualidad al utilizar música moderna.

Pero existe otro espacio importante, el proscenio, ya que en él se sitúa Desdémona, incluso antes de que comienza la propuesta, allí está ella, en la parte derecha, sentada solitaria, sosegada, en un permanente estado de ensoñación. Es el personaje que genera toda la acción de la propuesta y sin embargo, en escasos momentos es responsable de sus propias acciones, ya que, otros deciden por ella, otros marcan su vida y su destino, ella solo puede suspirar y suplicar ante acontecimientos que vive desde un estado de incomprensión, confusión y devastación emocional.

El elenco está formado en esta ocasión por: JORGE MAYOR, ANA AZORÍN, DAVID DEGEA, INÉS KERZAN, ÁNGELA PEIRAT, FELIPE ANDRÉS y JORDI MILLÁN. Como es habitual en los montajes de PasoAzorinTeatro, la dimensión de los personajes femeninos es aparentemente superior a la de los personajes masculinos y parte de la culpa de que esto ocurra (más allá de la propia construcción de los personajes), es por la seguridad y desparpajo con que Ana Azorín (Silvia / Emilia) e Inés Kerzan (Desdémona), se desenvuelven en escena, sin olvidar a Ángela Peirat (Cristina) que aunque con un personaje menos importante tiene su momento decisivo (con moraleja), al final de la propuesta.

Las novedades de este elenco son Jorge Mayor como Otelo, y David DeGea como Yago, dos personajes decisivos y dibujados de forma algo diferente a lo esperado. Jorge Mayor nos ofrece a un Otelo singular que se debate entre la fuerza, el compañerismo y sus propias inseguridades, mientras que David DeGea nos presenta un Yago amante de los subterfugio entre rencoroso y cínico. Si bien, el tema de la violencia de género sigue sobrevolando la propuesta y no se obvia la temible acción de la culpa (muy patentes en la versión anterior), en esta ocasión se construye una ficción donde Otelo remarca con mayor relevancia la necesidad de que, el inductor sea castigado, y no simplemente la mano ejecutora.

El elenco se completa con Felipe Andrés (Rodrigo) Caballero de Venecia que bebe los vientos por Desdémona, que nos ofrece una honesta interpretación de un hombre convertido en una marioneta en manos del manipulador Yago, y Jordi Millán (Casio) teniente de Otelo, un hombre honrado pero ingenuo que cae igualmente bajo las garras de Yago. El trabajo interpretativo del elenco, nos permite disfrutar de una propuesta que se caracteriza por la singularidad de su planteamiento, que si bien, se aleja de la obra original de Shakespeare, posee su propia personalidad e interés. Solo hace falta ser conscientes del juego propuesto y estar dispuest@s a entrar en él.

 

ficha:

Dramaturgia y Dirección RAMÓN PASO
Autor William Shakespeare
Reparto JORGE MAYOR, ANA AZORÍN, DAVID DEGEA, INÉS KERZAN, ÁNGELA PEIRAT, FELIPE ANDRÉS, JORDI MILLÁN
Producción ejecutiva PASOAZORÍN TEATRO
Dirección de producción INÉS KERZAN
Iluminación PILAR VELASCO
Vestuario INÉS KERZAN, ÁNGELA PEIRAT
Realización de vestuario SOL CURIEL
Ayudantes de producción SANDRA PEDRAZ DECKER
Maestro de armas RAMÓN PASO
Fotografía LUCÍA LERA
Vídeo VÍCTOR PEROLIO, RAMÓN PASO
Diseño gráfico ANA AZORÍN
Prensa y comunicación MARÍA DÍAZ
Ayudantes de dirección BLANCA AZORÍN, Jordi Millán

 

teatro

comentario versión 2018:

Ramón Paso, responsable de la dramaturgia y dirección de OTELO A JUICIO (sobre textos de William Shakespeare), junto a Blanca Azorín y Daniel San Miguel como ayudantes de dirección, nos presenta una propuesta que parte de un planteamiento de los más sugerente. Después de ’Lo que mamá nos ha dejado’, ‘Las leyes de la relatividad aplicadas a las relaciones sexuales’, 'El síndrome de los agujeros negros’, 'Hazlo nena, hazlo', 'La ramera de Babilonia', 'Usted tiene ojos de mujer fatal... En la radio’, 'Retablo pánico’, ‘Terror y cenizas’, ‘El reencuentro’, etc. Ramón Paso, sigue indagando en los mecanismos internos de las relaciones humanas, familiares y sociales y ahora lo hace, con el juego de trasladar un hecho concreto (el asesinado de Desdémona a manos de Otelo), a través del tiempo y del espacio, con un cambio de época que no cambia la acción pero si, la forma de enfrentarse a ella.

Como ya he comentado en ocasiones anteriores, las propuestas de Ramón Paso (salvo excepciones), están marcadas por personajes que escupen la verdad como las serpientes escupen su veneno, sacudiendo los cimientos de lo políticamente correcto para evidenciar la hipocresía de la sociedad y de los individuos que la componen. Y en esta ocasión también ocurre, aunque minimizando el humor negro tan característico de las propuestas de Ramón Paso para dar paso a un mayor grado de ferocidad tanto física como emocional mediante la enfatización de la hipocresía y el cinismo de unos personajes que marcan la pauta.

OTELO A JUICIO, se muestra como un curioso montaje que utiliza como eje principal la figura de OTELO, un hombre que ha matado a su esposa y busca a través de una abogada los consejos y pautas para pagar por ese delito. El asesinato ha ocurrido en la actualidad, pero las acciones que han llevado a OTELO a perpetrar tan cruel y despiadado acto, son y suceden en el pasado, manteniéndose respetuosamente fieles a la obra teatral de William Shakespeare escrita alrededor de 1603, que mediante la traducción de Sandra Pedraz Decker, es capaz de salvaguardar la ambientación y las circunstancias principales.

Ciertamente, los cinco actos y sus escenas correspondientes de la obra origina de Shakespeare,  se presentan muy resumidas, aunque manteniendo la esencia de la propuesta original y poniendo la atención en los momentos en que se siembra la semilla de la duda y los celos en OTELO por parte de Yago. Así, OTELO gracias a las siniestras maquinaciones de Yago incrementadas por su propia inferioridad emocional, lleva a cabo el asesinato de su esposa, Desdémona, pero OTELO no se suicida al darse cuenta de su error y su terrible acción, sino que va a un bufete de abogados para buscar asesoramiento.

Pero, si ya es original plantear dos tiempos diferentes dentro de la misma propuesta, el pasado y el presente, más peculiar todavía es que ambos tiempos se entremezclen y conecten en diferentes puntos. Así, en esta propuesta, la mezcla y solapamiento entre los sucesos y asesinatos ocurridos en el siglo XVII y la entrevista entre OTELO y su abogada (en la actualidad), mantienen un elemento en común que destaca, el propio personaje de OTELO cuya construcción se asemeja a un vórtice, un flujo turbulento que une dos tiempos, el pasado y el presente, la antigua Venecia y un bufete actual, pequeño y donde dos mujeres, una abogada y su ayudante manejan las riendas de las consecuencias legales del suceso que nos ocupa. Y así, OTELO moviéndose entre ambos tiempos, parece estar situado en la parte central de un huracán, una posición desde donde reina una tensa calma, sin embargo, a su alrededor gira la muerte y la destrucción (en forma de asesinato machista) mientras busca alternativas que le permitan seguir su camino.

Todo la propuesta se desarrolla en un espacio escénico con pocos elementos (los propios de un bufete, mesa, sillas, archivador, etc.), asépticos, fríos (excepto algunos elementos auxiliares como tazas de café, de estética clásica), dejando diversos espacios despejados de elementos para facilitar las acciones del pasado y el tránsito de los personajes, y todo ello, ayudado por la iluminación de Pilar Velasco que delimita perfectamente los espacios y los tiempos, la música (que igualmente combina pasado y presente) y el vestuario (tanto moderno como de época), diseñado por Inés Kerzán y Ángela Peirat y realizado por Sol Curiel.

El planteamiento es acertado y el ritmo adecuado. El elenco formado por Francisco Rojas (Otelo), Ana Azorín (Silvia / Emilia) o Alicia Tomé (20, 21, 22 y 28 de septiembre y 5 y 6 de octubre), Jorge Machín (Yago), Inés Kerzán (Desdémona), Ángela Peirat (Cristina), Felipe Andrés (Rodrigo / Brabancio) y Jordi Millán (Casio / Partidario), realiza un trabajo muy digno, aunque se evidencia cierta diferencia en la experiencia y nivel interpretativo.

Francisco Rojas (Otelo), Ana Azorin (Silvia y Emilia), Jorge Machin (Yago) e Ines Kerzan (Desdémona), destacan sobre el resto, especialmente por la naturaleza y protagonismo de sus personajes. Francisco Rojas construye un OTELO singular, sus características físicas y profunda voz, su gestualidad y su porte hacen creíble a un personaje fuerte, pero que a la vez se deja vencer por sus propias inseguridades; Ana Azorín como Silvia destaca especialmente al dar vida a una mujer endurecida, ambiciosa, cínica, que ha adoptado la masculinización de sus comportamientos como medio hacia sus objetivos, un personaje complejo, de esos que Ana Azorín exprime a la perfección; Jorge Machín (Yago) nos ofrece un personaje que combina perfectamente la envidia y la maldad verbal con una gestualidad que otorga naturalidad y credibilidad a cada acción; Inés Kerzan (Desdémona) aun apareciendo en escena en pocos momentos mantiene intacto su protagonismo, ofreciéndonos un personaje que sabe transmitir la fragilidad, ingenuidad, inocencia y amor incondicional de una joven que no entiende lo que ocurre a su alrededor.

A través de dos épocas, Ramón Paso nos ofrece una visión directa, cruda y dura del poder de la manipulación (personal, social, virtual, informativa, etc.), los celos, la violencia (física, emocional, de género, etc.), el racismo, la ambición, etc., (y aunque existe un cierto contraste en el nivel interpretativo y se puede cuestionar la necesidad de algunas escenas e incluso cierta carencia de brío en algunos momentos, algo que se subsana con el propio rodaje de la propuesta), la singularidad del planteamiento, del viaje que realiza OTELO (y nosotros mismos) desde la Venecia de Shakespeare a nuestros días es lo suficientemente atrayente para dejarnos seducir por la propuesta.

 

ficha:

Reparto
Otelo                     Francisco Rojas
Silvia / Emilia          Ana Azorín
                             Alicia Tomé (20, 21, 22 y 28 de septiembre y 5 y 6 de octubre)
Yago                      Jorge Machín
Desdémona             Inés Kerzán
Cristina                  Ángela Peirat
Rodrigo / Brabancio  Felipe Andrés
Casio / Partidario     Jordi Millán

Dramaturgia: Ramón Paso

Ficha artística y técnica:
Traducción: Sandra Pedraz Decker
Producción ejecutiva: Pasoazorín Teatro
Iluminación: Pilar Velasco
Vestuario: Inés KerzánÁngela Peirat
Realización de vestuario: Sol Curiel
Jefa de producción: Inés Kerzán
Ayudantes de producción: Sandra Pedraz Decker
Jefa de prensa: María Díaz
Diseño gráfico: Ana Azorín
Fotografía: Lucia Lera
Vídeo: Víctor Perolio, Ramón Paso
Ayudantes de dirección: Blanca AzorínDaniel San Miguel
Dirección: Ramón Paso

 

autor/a

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ESTRELLA SAVIRÓN (alias Agolpedeefecto).

 

Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión veraz de la cultura. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño.

 


 

fecha:

Septiembre 18 / Abril 19

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