valoración: 6

Dirigida por Masahiro Hosoda ( “Los caballeros del Zodíaco”) , escrita por Yusuke Watanabe y con el prestigioso Tadayoshi Yamamuro en la dirección de animación que ya trabajó en las anteriores películas de DragonBall Z; cuenta como el Dios de la destrucción, Bills, que mantiene el equilibrio en todo el universo, despierta de su larga siesta. Al oír los rumores de que un saiyan ha derrotado a Freeza, Bills acude a su encuentro. Emocionado por encontrar a un enemigo tan fuerte después de tanto tiempo, Goku desafía al dios de la destrucción, pero se ve impotente ante su abrumador poder. Entonces, Bliss se despide con estas inquietantes palabras: “Espero que en la Tierra haya alguien que merezca la pena destruir”. ¿Serán capaces Goku, Vegeta, Gohan y los otros guerreros de la Tierra de detener este poder destructivo sin precedentes?

Comentario:

Para quienes echaban de menos el anime más popular de los últimos años (con permiso de su majestad Mazinger Z) es todo un detalle que la Toei Animation se haya dignado a producir esta película que permite disfrutar de la magia de la serie en pantalla grande. Eso sí, quien no haya visto nunca la serie se hallará perdido en un sinnúmero de referencias y bromas privadas que solamente los verdaderos aficionados sabrán paladear.

Lo que hay que aplaudir es que los guionistas hayan sabido recuperar el desparpajo y el tono burlón de los primeros episodios, aquellos en los que primaba el humor y las situaciones descabelladas. Aquí encontraremos bastante de eso, baste decir que el mismísimo Dios de la Destrucción es invitado a la fiesta de cumpleaños de Bulma, en la cual se sorteará entre los asistentes nada menos que las famosísimas bolas de dragón.

Pero el desquicie y la juerga decae un poco en la última parte donde la acción se concentra en otra de esas interminables y soporíferas batallas con descargas de rayos y toda su parafernalia, que se estira tan innecesariamente como un partido de los aburridísimos (y afortunadamente muertos y enterrados) Oliver y Benji.