AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN. |
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El director madrileño Darío Facal se suma a la programación del XXXIII Festival de Otoño a Primavera abordando junto a su compañía Metatarso todo un clásico de nuestras letras, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, de Federico García Lorca. Y su socio para tal empeño no es otro que Alberto Conejero, responsable de versionar la obra y uno de los dramaturgos más aplaudidos de nuestra escena, gracias a textos como La piedra oscura, Cliff (acantilado) o Todas las noches de un día. El montaje, coproducido por el festival y cuyo estreno absoluto podrá verse en el Teatro de La Abadía del 20 al 24 de abril, aborda, bajo un prisma contemporáneo, temas tan universales como el amor y la traición. |
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Escrita entre 1922 y 1926 y estrenada en el año 1933, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín es una obra maestra de la farsa que culmina en tragedia, mezclando sobre las tablas lo lírico y lo grotesco. En ella, Don Perlimplín (aquí interpretado por el actor Emilio Gavira), un hombre de avanzada edad orgulloso de haber permanecido soltero toda su vida, es convencido por su criada Marcolfa (en la piel de Berta Ojea) para que contraiga matrimonio con su vecina Belisa (Olivia Delcán), una joven adolescente a quien su madre (Cristina Otero) entrega casi a la fuerza y sin el menor reparo. Pero la tragedia estalla cuando, en la noche de bodas, Perlimplín se confiesa enamorado de Belisa y, sin embargo, ella se enamora de otro hombre, con quien vive una tórrida historia de amor. Perlimplín, conocedor del engaño, deberá decidir cómo actuar ante tal traición. En esta nueva versión del libreto que la compañía Metatarso saca a escena, se interviene el texto original incluyendo fragmentos de El Retablillo de don Cristóbal, además de poemas y otros textos de Lorca, que son introducidos por un personaje especial, el Poeta, interpretado por Peru Saizprez, que generan paralelismos y resonancias sorprendentes que enriquecen el texto dramático y lo convierten en una pieza llena de contrastes, humor y violencia. Comentario: Aceptar el encargo del Festival de Otoño a Primavera de llevar a escena esta obra corta no deja de ser un reto. Estamos ante una obra de lectura fácil que, he podido ver representada en varias ocasiones en formato teatral, títeres, clown, etc. Una obra que en su versión original transmite un claro mensaje sobre el amor verdadero, los sacrificios del amor y la redención, en un tono, en general ingenuo, simple y hasta inocente, aunque en el momento de su estreno fuera calificado como pornográfica, ya que está cargado de cierto grado de erotismo (muy leve) por el deseo de Belisa por los cuerpos de otros hombres que no son su marido y por algunos diálogos algo subidos de tono para la moral de la época (1933). El primer acierto de la versión que nos ocupa, es la incorporación de varios textos del mismo autor a la obra, así, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín se ve enriquecido con la inclusión de fragmentos de El Retablillo de don Cristóbal, además de poemas y otros textos de Lorca, perfectamente incorporados por Alberto Conejero (responsable de la adaptación) y que son introducidos en la representación de la obra por un personaje especial, el Poeta (Kees Harmsen). Este personaje (el poeta) es el narrador de la historia, y además de servirnos de hilo conductor, es un elemento clave para conducirnos a través del sueño de Don Perlimplin (fragmento del Retablillo de don Cristóbal), el momento más surrealista pero también el que más enriquece la obra aportando nuevos matices y facetas, y resaltando situaciones como los intereses por encima del amor, el engaño y el maltrato. Este momento de ensoñación requiere la atención total del espectador para no perder ningún detalle, comenzando por el impacto de erotismo y los juegos de palabras, el uso de elementos de cartón que alto simbolismo (cuernos incluidos) y algunos elementos más. En este sueño participan todos los integrantes del reparto, Don Perlimplin, Belisa, su madre, la criada, y todo ello, bajo la atenta mirada del poeta. A partir de aquí, la historia de Don Perlimplín continua de forma más fiel al texto original, pero gracias al sueño, queda más justificada la lucha entre el amor y los celos, ya que, con este fragmento, descubrimos ‘el reverso tenebroso de Don Perlimplín’. Me casé… por lo que fuera, pero no te quería. Yo no había podido imaginarme tu cuerpo hasta que lo vi por el ojo de la cerradura cuando te vestían de novia. Y entonces fue cuando sentí el amor. ¡Entonces! Dario Facal, director de la obra, ha optado por dar vida a Don Perlimplin a través de Emilio Gavira, una elección muy acertada, no solo por el gran trabajo que Emilio Gavira realiza, también por dotar al personaje de una humanidad y una fragilidad totalmente alineadas con la idea de que, para superar el dolor de la falta de amor de Belisa y realizar sus planes, debe convertirse en un superhéroe. Que Emilio Gavira es un gran actor, nadie lo pone en duda y aquí vuelve a demostrar su buen hacer. Frente a Emilio Gavira, Olivia Delcán (Belisa) a la que vimos hace relativamente poco en el impactante personaje de una adolescente en su venganza personal contra los pederastas en Hard Candy, ahora se nos presenta como una Lolita al más puro estilo Vladimir Nabokov, que con su ropa sensual, su cuerpo a medio camino entre la adolescencia y la madurez, y su belleza antigua, encandila con sus encantos al maduro Don Perlimplín, aunque ella prefiera cuerpos jóvenes y variados. Olivia convence, sobre todo por su naturalidad de movimientos en el escenario y defiende con soltura a esta jovén que no siente amor por su esposo. Berta Ojea (Marcolfa) la criada de Don Perlimplín, realiza un excelente trabajo, aunque no tiene tanto protagonismo, es una maestra en el uso de los gestos y crea momento muy cómicos. Cristina Otero (Madre de Belisa) también realizan un buen trabajo, el elenco se cierra con Kees Harmsen / Peru Saizprez en el papel de Poeta. La escenografía, modernista y original creada por María de Prado e ilustrada por Javier García Herrero, divide el escenario en diversos sectores, de izquierda a derecha, tenemos el espacio donde se encuentra el Poeta (un escritorio con su luz, mesa y silla), la vivienda de Belisa y su madre (un edificio), el jardín, el famoso balcón y el salón dormitorio de la casa de Don Perlimplín. Los actores se irán movimiento cambiando rápidamente de espacio para recrear las diferentes escenas que intercalan momentos más clásicos de la obra original con momentos mucho más modernistas. Como es habitual en las obras de Dario Facal existe algún micrófono de pie que sirve para resaltar la carga dramática de algunos momentos, como el discurso de Don Perlímplin, si no hay micrófono no es de Dario Facal….. Amor, amor que estoy herido. Tanto en la obra como en los elementos que la componen (vestuario, escenografía, etc.) existen múltiples contrastes, lo antiguo y lo moderno, lo clásico y lo contemporáneo, lo joven y lo viejo, etc., esta mezcla es muy efectiva e incluso sorprendente en algunos momentos. Tal vez, lo que más me chirria es la selección y volumen musical pero, para gustos, los colores…. Darío Facal ha conseguido crear un montaje atractivo, original y compacto partiendo de un texto, que aunque con muchos buenos elementos, no parecía tener la consistencia necesaria para ir más allá de una fábula poética o un aleluya con hermosa moraleja. FICHA: REPARTO Emilio Gavira (Don Perlimplín) FICHA ARTÍSTICA Versión Alberto Conejero
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ESTRELLA
SAVIRÓN (alias A golpe de efecto). Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión de la cultura de una forma veraz e independiente. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño. |
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FOTOS: | © Estrella Savirón |
FECHA: | Abril 16 |
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