Revista cultural   -   Critica teatral   -   ISSN 2255-3894



teatro

información:

(EN ROJO INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO):

¿Hay límites a la libertad de expresión? ¿Se está haciendo lo que se dice mientras se dice? ¿Quién decide qué es violencia en el uso del lenguaje? ¿Qué se hace con la violencia de las palabras?

Una autora se (auto) censura la obra que va escribiendo. Distintas escenas breves componen un mosaico de violencias, de impulsos, que la autora escribe y reescribe, en las que los hablantes se mueven entre la palabra que golpea, y el latir del silencio (¿auto?) impuesto.

Una comedia violenta que transcurre entre la risa y el shock, cuestionando los límites de las palabras en su decir y hacer.

comentario:

María Prado, actriz, dramaturga, directora, docente, etc., responsable junto a Fernando de Retes de la compañía cuarto y mitad teatro, ha presentado en el Teatro María Guerrero de Madrid, dentro del ciclo de Escritos en la Escena del laboratorio Rivas Cherif (Centro Dramático Nacional), 'Impulsos (BPM)' una investigación escenifica (que terminará siendo un texto), sobre las palabras (y los silencios) y la violencia que se ejerce con su uso. (Escritos en la Escena plantea un modelo de escritura dramática a pie de escenario: partiendo de un primer borrador, el autor desarrolla y finaliza el texto en el ámbito escénico, trabajando estrechamente con un grupo de intérpretes durante un tiempo determinado. El objetivo de este programa es llegar a elaborar textos dramáticos viables y aptos para ser exhibidos, susceptibles de prorrogar su vida y desarrollo en otros ámbitos).

De María Prado ya he hablado en numerosas ocasiones por sus trabajos en propuestas como: 'Escriba su nombre Aquí', 'Allí', 'Para poder seguir sin ser yo', 'Un universo (solo)', etc. Ahora presenta, como dramaturga y directora junto a Eva Redondo como ayudante de dirección, una interesante propuesta nacida de este proceso de investigación dramatúrgica. IMPULSOS, tiene su origen en una obra corta previa sobre el lenguaje escrita por María que, junto a la llegada de una carta a su domicilio que contenía la siguiente mensaje: ‘eres una puta y te voy a matar’ (anónimo fruto de una burla adolescente), dieron como resultado que María Prado encontrara el punto de partida para la presente investigación.

'Impulsos (BPM)’ se presenta como una propuesta formada por múltiples escenas, pequeños momentos cotidianos que surgen a partir de las interacciones entre siete actores y actrices cuyos personajes no siempre están claramente definidos ni perfilados, ya que en esta propuesta, no es tan importante el personaje en sí, sino las situaciones que se generan y las palabras o los silencios que se usan en ellas.

De esta forma, descubrimos escenas en las que, por ejemplo, los propios actores que van a formar parte de una representación cuestionan la obra y a la autora, generando una censura que deriva en miedo, inseguridad y autocensura; unos padres ante el comportamiento de los hijos, maestros, amigos, etc., es decir, se representan escenas de momentos cotidianos que sirven para visibilizar la forma en que usamos las palabras y la violencia que habita en ellas.

Así, se van representando de forma, más o menos, aleatoria escenas donde se visualiza como usamos las palabras desde diferentes perspectivas y puntos de vista. Este recorrido por el uso de las palabras se realiza tocando diferentes puntos que van desde la visualización de: la normalización del uso violento de estas palabras, la violencia que se ejerce con ellas, la violencia implícita en las palabras, etc., continuando con la visualización de la forma de utilización de las palabras para generar más violencia (el uso de gestualidad y tono de voz), mostrando donde está la violencia en las palabras, y como usamos esa violencia, pero sin olvidar temas como: los límites de la libertad de expresión, la responsabilidad en el uso de las palabras, el efecto que produce la palabra sobre nosotros mismos o sobre otras personas, etc. Y todo ello, sin obviar procesos como: la censura, la autocensura, las líneas rojas que nos imponemos, la violencia que existe en los silencios y en aquello que se silencia, etc.

Y aunque parezca mucho contenido sobre el que indagar, hay espacio para otro análisis más, el que parte desde el interior de la persona, explorando la honestidad en el uso de las palabras, de forma que los personajes en escena son capaces de hacerse preguntas sobre lo que realmente está pasando al decir las palabras, poniéndose en el lugar de quien las recibe para sentir lo que el otro siente y de qué forma nuestros condicionamientos éticos, morales y sociales nos limitan (o no), además de marcar claramente, como la violencia de las palabras está normalizada,  ejerciéndose de forma estructural y cotidiana.

Y todo esto, ocurre en un espacio escénico relativamente pequeño, pero aprovechado a la perfección (escenografía y vestuario: Paola de Diego). Ocupado por una mesa, sillas, papeles, etc., el uso y colocación de estos elementos, en el espacio escénico, va construyendo cada una de las escenas, aprovechando eficazmente elementos como las columnas de la propia sala, la pared frontal con diferentes efectos luminosos y visuales según la escena (iluminación: Roberto Rojas), junto al espacio sonoro diseñado por Irene Maquieira. En conjunto, el espacio escénico presenta una austeridad bien pensada y muy efectiva en relación con las escenas que se desarrollan.

Sobre este espacio Beatriz Grimaldos, Rebeca Matellán, Luna Paredes, Fernando de Retes, Efraín Rodríguez, Alejandro Saá y Carmen Valverde, se quitan y dan la palabra, se completan las frases, se sacuden con las palabras, se cuestionan, se marginan, etc., y todo ello, moviéndose sin cesar y sin abandonar el espacio escénico en ningún momento. Este elenco realiza un trabajo intenso y complejo durante la hora y diez minutos (aproximadamente) que dura la propuesta. El papel del elenco, su coordinación e implicación es fundamental, ya que este proceso de investigación nacido a partir de un primer borrador escrito por María Prado, se sustenta sobre las improvisaciones, pruebas, juegos, etc., que se han realizado en conjunto. Así, de este proceso se han rescatado ideas, materiales, sensaciones, etc. del trabajo grupal, que se han ido incorporando a la propuesta y formando un todo.

Un trabajo colectivo donde las palabras lo marcan todo, su fuerza define a los personajes y a las propias escenas, las palabras y también los silencios, pero la propuesta posee otro factor muy destacable, la excelente carga visual de la misma. Esta fuerza visual que se deja ver tanto en las coreografías escénicas del elenco, como en las proyecciones, videos y efectos visuales creados por David Martínez Sánchez, una fuerza que mezcla analógico y digital en el propio proceso de desarrollo escénico, jugando con los elementos y combinando lo concreto, lo conceptual, lo simbólico y lo visual. El trabajo de David Martínez Sánchez, que nos ofrece videoarte con palabras llama especialmente la atención por su efectivo diseño y la fuerza del mensaje (que en algunos momentos me hicieron pensar en la efectividad de la imagen como forma de marcar aún más la fuerza de las palabras, al incrementar su potencia y su perspectiva, e incluso la versatilidad que esta propuesta ofrece para poder seguir indagando, a partir de lo visual, a través de una instalación de videoarte, y es que esta propuesta tiene mucho trasfondo).

Todo este planteamiento puede parecer muy serio, pero de la propuesta posee algunos bueno toques de humor e ironía, desarrollados a través de esas pequeñas escenas que representan momentos cotidianos con palabras amables pero sobre todo, con palabras cargadas de una violencia que hemos normalizado a través del tiempo y que altera nuestra concepción de las mismas, naciendo como palabras ‘inocentes’, que se convierten en violentas apoyadas en un gesto, una entonación, una mirada, un movimiento… llegando así a dar cobertura a las palabras que imponen miedo, las palabras que buscan violencia, las palabras que provocan violencia o/y esconden violencia…

Un montaje diferente, muy interesante en su proceso de investigación y en su concepción y desarrollo, honesto y sincero, muy en la línea a lo que nos tiene acostumbrad@s Maria Prado con su minuciosa manera de analizar el entorno, dejando la puerta abierta a nuevos planteamientos, a ciertas certezas y a preguntas expuestas al espectador/a, que ve en muchas de las palabras y las actitudes utilizadas en la propuesta, un espejo en el que se refleja nuestra propia y cotidiana violencia dialéctica.

Este interesante viaje que nos ofrece 'Impulsos (BPM)’ a través de la fuerza de las palabras, nos muestra cómo, las palabras son impulsos que salen, que brotan de muestra boca y que muchas veces, dañan, castigan, amenazan, manipulan, ahogan y otras son impulsos frenados, palabras que no decimos, que nos tragamos y que nos ahogan, amargan y enferman. Una visión de las palabras (y los silencios), desde una perspectiva que gira alrededor de las mismas 360 grados, y que nos muestra múltiples enfoques.

 

ficha:

Reparto: 

Beatriz GrimaldosRebeca MatellánLuna ParedesFernando de RetesEfraín RodríguezAlejandro Saá y Carmen Valverde

Equipo artístico: 

María Prado (Texto y dirección), 
Paola de Diego (Escenografía y vestuario), 
Roberto Rojas
 (Iluminación),
 Irene Maquieira (Espacio sonoro) y 
David Martínez Sánchez (Vídeo), 
Eva Redondo
 (Ayudante de dirección) y 
Berta Navas (Ayudante de escenografía y vestuario).

Fotos de: Mario Zamora.

Producción Centro Dramático Nacional

Un trabajo de investigación dramatúrgica del Laboratorio Rivas Cherif

 

 

autor/a

img

ESTRELLA SAVIRÓN (alias Agolpedeefecto).

 

Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión veraz de la cultura. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño.

 


 

fecha:

Febrero 19

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