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información:
(EN ROJO INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO):
Una polifonía donde las distancias geográficas y las personas pierden sus coordenadas habituales: no existe el tiempo para narrar esta historia, y escenas de aquí, del presente, se entremezclan con momentos vividos. Se trata de un show escrito por Cristina Redondo y dirigido por Laura Ortega que pierde la noción del tiempo para narrar su historia.
Sinopsis: Pablo y Tita, padre e hija, respectivamente, se encuentran con una brutal noticia: Julia, su esposa y madre, les ha abandonado. Se ha ido de casa. Sin embargo, no hay ninguna gran razón para este hecho. No tiene una enfermedad mortal ni ha ganado un premio millonario. No saben qué ha podido ocurrir.
¿Qué pasaría si un día cualquiera recibes la llamada de tu padre diciéndote que tu madre se ha ido de casa?. Bajo esta premisa se desarrolla Vientos que nos barrerán, la historia de una familia dispuesta a cerrar heridas. Julia se ha ido de casa. Sólo unos tuppers de comida cocinada por ella misma, depositados ordenadamente en la nevera, son la prueba irrefutable de que su marcha ha sido voluntaria. ¿Dónde está la madre? ¿Dónde la esposa? Pablo afronta con torpeza el abandono de su mujer. Tita, la hija, volverá a la casa familiar donde los recuerdos se convierten en pistas. La búsqueda de alguien comienza con el ejercicio de entender quién era realmente ese alguien. Y en el camino, padre e hija no sólo reinterpretarán imágenes del pasado para encontrar respuestas, sino que descubrirán un nuevo modo de relacionarse como adultos.
comentario:
Cristina Redondo, escritora y autora de dramaturgias como ‘La virtud de la torpeza’, ‘Delirare’, ‘Illusio’, ’Intemperie’, ‘Tigre Blanco’, ‘La viga’, etc. presenta, en esta ocasión, VIENTOS QUE NOS BARRERÁN, un drama producido por la compañía Spectare que muestra las secuelas del abandono, las inseguridades y las complejas relaciones familiares que este genera.
Esta propuesta dirigida por Laura Ortega (con Lorena Paz como ayudante de dirección), tiene una característica llamativa, sus propios personajes, una familia aparentemente normal que va desgranando su presente a través de su pasado, evidenciando las inseguridades, los miedos y la vulnerabilidad de cada uno de los miembros de esta familia.
La historia planteada presenta como base, la dualidad en el personaje de la madre, una mujer amorosa y entregada a su familia, que deja el frigorífico lleno con la comida durante su ausencia para que no les falte el sustento a sus seres queridos, como reivindicando un abandono temporal del hogar, cuidando a cada miembro de la familia, pero planteando al mismo tiempo, el egoísmo de una marcha sin explicaciones, sin disculpas, sin noticias, etc. Una dualidad que descuadra y que genera un personaje atípico a la par que dudosamente creíble.
Aunque, por causa de este acto imprevisto, la desaparición voluntaria de la madre, comienza un proceso de análisis y lucha por acercarse y/ o huir del hecho de comprender la naturaleza del ‘otro’. Así, estamos ante un puzle donde se genera un proceso de descomposición y reconstrucción de la familia a través de los recuerdos y la nueva visión y contextualización de estos.
Todo el análisis sobre la naturaliza de los personajes que subyace en la propuesta es, sin duda, la parte más interesante de la misma. La indagación en el pasado y el descubrimiento, paso a paso, de aquello que estaba oculto, secretos mantenidos sobre un sustrato, abonado por un proceso de desinterés o tal vez de monótona convivencia entre los miembros de la familia, proceso que les convirtió en una imagen estereotipada de ellos mismos y de los demás, olvidándose de descubrir y respetar profundamente al ‘otro’. Así, además en esta indagación, se expone un ejercicio de 'egoísmo' entre los miembros de esta familia y de la madre hacia el resto de la familia, al ignorar sus sentimientos a la hora de plantearse resolver sus enigmas.
Cristina Redondo, plantea en la propuesta cuestiones interesantes como, la forma en que algunas personas intentan vivir la vida a través de tus hijos, la búsqueda del perdón y de la reconciliación con nuestros actos de pasado, la idea de que todos tenemos una vida y un pasado, y a veces es difícil darse cuenta de que padres, abuelos, etc., que ahora muestran ante nosotros una imagen más vulnerable, han sido personas fuertes y han vivido experiencias que posiblemente serían difíciles de superar en la actualidad, etc.
Aunque, está claro que la propia introducción a la propuesta no miente cuando dice: ‘Se trata de un show escrito por Cristina Redondo y dirigido por Laura Ortega que pierde la noción del tiempo para narrar su historia’, efectivamente, la puesta en escena de esta propuesta presenta un ritmo muy lento, caminando una y otra vez por las mismas ideas sin avanzar, parados tanto en el tiempo que se pierde la noción del mismo, aunque no en el espacio. La propuesta se mueve con una lentitud casi obsesiva, es cierto que existen momentos con soluciones originales y novedosas (la escenificación del paso de los días entre padre e hija, la piscina, etc.), pero aportan un dinamismo puntual a la lenta dinámica general, con escenas repetitivas y en ocasiones, emocionalmente contradictorias. Muchos de los diálogos enfrentan el querer comprender (de la hija) con la lucha por el estancamiento (del padre), un duelo constante que se repite una y otra vez sin llegar a una solución casi hasta el final, un final que se siente previsible aunque está bien planteado.
El elenco formado por Maiken Beitia (JULIA), Alfonso Torregrosa (PABLO) y Andrea Trepat (TITA) defiende sus personajes con honestidad, ayudados por el diseño de iluminación de Irene Cantero y la escenografía y vestuario de Olga López y la música original y espacio sonoro de Miguel Ángel Burgos, dando como resultado una propuesta con diversos puntos interesantes, aunque más en su fondo que en su forma.
ficha:
Elenco: Maiken Beitia (JULIA), Alfonso Torregrosa (PABLO), Andrea Trepat (TITA)
Texto: Cristina Redondo
Dirección: Laura Ortega.
Producción: Spectare. Gabriel Blanco y Paola Villegas
Diseño de iluminación: Irene Cantero
Escenografía y vestuario: Olga López
Música original y espacio sonoro: Miguel Ángel Burgos
Ayudante de dirección: Lorena Paz
Prensa: Josi Cortés Comunicación
Fotografía: María Alperi
Vídeo promocional: Trueba&Trueba producciones / María Artiaga
Distribución: Celia Zaragoza
Agradecimientos: Juan Gómez Cornejo (AAI), Ian Castillo, Mariel Martínez
Una producción de Spectare con Fundación Smedia, Seda y Teatro Príncipe Pío.
Con la colaboración del teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa.