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información:
Cuando caiga la nieve es un texto de Javier Vicedo (Premio Calderón de la Barca 2014 por su anterior texto, Summer Evening, presentado en la Sala Cuarta Pared) escrito dentro del Programa de Desarrollo de Dramaturgias Actuales del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música.
Una comedia negra y poética, que entrelaza las historias de cuatro personajes solitarios alrededor de una anécdota banal y macabra: el robo de una urna funeraria en una calle cualquiera de la ciudad de Madrid. Evocando pasados, presentes y futuros, presenciamos los testimonios de cada uno sobre aquel día en que inesperadamente se extraviaron unas cenizas.
Argumento: El contenedor de ropa de una ONG, una comisaría, los mendigos disfrazados de la Plaza de Oriente, la línea 6 del metro, un punto indeterminado de la A-4… y una nieve simbólica e imprevista: esos son algunos de los elementos que se unen en la coctelera de Cuando caiga la nieve. Un collage que representa la sociedad en que vivimos desde la voz de sus antihéroes: un joven marcado por el recuerdo, un limpiador que sueña con volver a su país de origen, un hombre que malvive escondiendo su propia cara… y una mujer en busca de las cenizas de su padre.
La soledad dolorosa es la de las grandes ciudades, esa regla parece perseguir a los personajes de ‘Cuando caiga la nieve’. Personajes habitados por el silencio y la distancia a pesar de vivir en Madrid. Un baile alrededor de la muerte, de las relaciones familiares incomprensibles. ‘Cuando caiga la nieve’ se sitúa en un tiempo por llegar o en un tiempo que ya fue, una obra acosada por la idea de desplazamiento, movimiento como forma ilusoria de huir de uno mismo. Javier Vicedo
A veces, basta con lanzar un suceso anecdótico al engranaje rutinario de nuestras vidas para que se desvelen los resortes que las mueven: sorpresas, miedos, recuerdos y decisiones que salen a flote, provocando una pequeña explosión en el ritmo cotidiano del día a día. Eso les ocurre a los personajes de ‘Cuando caiga la nieve’, unidos por un acontecimiento a priori banal, pero lo suficientemente simbólico como para suponer un antes y un después en el camino a ninguna parte que es la vida. A través de sus historias, tan cargadas de comedia como de rabia y melancolía, se va configurando un peculiar collage que retrata el Madrid de nuestro tiempo desde la voz de sus ciudadanos anónimos, cargados de las mismas preguntas que nos asaltan a todos en nuestro rincón particular de la ciudad. Julio Provencio.
(EN ROSA INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO).
comentario:
CUANDO CAIGA LA NIEVE, obra escrita por Javier Vicedo y dirigida por Julio Provencio vuelve a la escena madrileña después de su estreno en la sala Guindalera durante el 26, 27 y 28 de Mayo de 2017 dentro del Festival SURGE. La obra, nos presenta a cuatro personajes anónimos cuyas vidas coinciden en un momento determinado gracias a la afilada mano de la muerte y a una urna funeraria robada.
Cada uno de estos personajes tiene su particular historia de melancolía y dolor, son historias separadas, diferentes y autónomas, basadas en la existencia de una angustia vital tratada desde una posición de aceptación no exenta de humor negro e irónico. Cada uno de estos personajes y cada una de sus historias, se verán conectadas a través del viaje de unas cenizas y del recipiente que las contenía.
Cuatro historias, cuatro vidas, con anhelos, deseos, familias, infancias, posos del pasado, etc., que se van narrando, en un dialogo unidireccional con el espectador, cuya escucha es fundamental para comprender el fondo de esta propuesta, sobre todo en un texto con momentos tan descriptivos y poéticos como este y con una estética minimalista, pero potente.
Los contenedores están en la calle, así que cualquiera puede dejar allí su ropa. Sin embargo, mucha gente tira cualquier cosa: comida, papel, electrodomésticos… piensan que es un basurero, que los pobres quieren su puta basura, que quieren lo que ellos tiran con cierto asco. Ese tío me dijo que un día encontraron una prótesis, una pierna de mentira. ¿Quién coño tira eso? ¿O quién tira una caña de pescar? ¿O un peluquín? Pero podían encontrar cosas más extrañas aún. Un día alguien había tirado una urna funeraria, una puta urna con cenizas. Alguien había decidido tirar a su madre o a su padre en un contenedor de ropa usada. Me pregunto qué tiene que hacer una madre para acabar en un contenedor.
Todo comienza y termina con el lanzamiento de un boomerang, ese arma que tras ser lanzada, regresa a su punto de origen (si no impacta en el objetivo), esa es la teoría ya que en la práctica, suele caer al suelo y no regresa, sin embargo, este primer lanzamiento verbal, es el inicio de una historia tanto directa como metáforica que va uniendo sus piezas para dar paso a otras historias narradas, a los pájaros, la forma en ‘v’, la madre, los hermanos, las relaciones familiares, la vida, la muerte, el destino, las cenizas, a esparcir las cenizas, contener las cenizas, comprender las cenizas, etc. Todo se conecta y los personajes comienzan a generar puntos aparentemente casuales en los que sus vidas van a encontrarse y a generar cambios significativos sobre su propia existencia y sobre la del resto de protagonistas.
En esta tragicomedia negra y poética, existe una dicotomía constante, la palabra frente a lo visual, la palabra frente a la acción. Así, cada uno de los personajes muestra una historia independiente de soledad, dolor y tristeza, que se construye con una narrativa rica y poética, profunda en algunos momentos e irónica en otros, creando un contraste de matices muy efectivo que también se deja ver en la naturaleza de los personajes, sin embargo, la relación entre estos personajes se muestra a veces confusa, algo ambigua para el espectador, de forma que se nos plantea la duda de si es una circunstancia buscada (para jugar con el despiste) o es una falta de definición de algún personaje...
Todo está en movimiento, todo necesita renovarse. Pero yo no me muevo, yo no soy capaz de que se renueve nada a mi alrededor. Llevo veintiséis años viviendo en la misma ciudad. Nunca he dejado Madrid, nunca tuve valor para hacerlo. Aquí hice la carrera. Aquí busqué trabajo. Aquí me ofrecieron todos los trabajos imaginables. Aquí fui incapaz de aguantar más de tres meses en cualquier puesto de trabajo. Y aquí he renunciado a buscar trabajo. No entiendo qué me ata a la ciudad. A veces siento como si alguien me hubiera anclado los pies al asfalto ¿Es miedo? ¿Es miedo lo que no nos permite caminar más allá de la rutina? ¿O es sólo pereza? ¿O la falta de imaginación?...
El preciosismo y la intensidad del texto de cada una de las historias y su trasfondo emocional, así como el mensaje de la existencia de sucesos sobre los que no poseemos ningún control y de nuestra limitada, pero existente capacidad para tomar responsabilidad sobre nuestra decisiones, está bien marcado en el texto, aunque tiende a diluirse en algunos momentos dejando espacio más vacíos, pero gracias a las interpretaciones y la concepción del espacio escénico en su búsqueda del impacto visual a través de pocos elementos, pero muy significativos (como el manto de nieve, la urna, el hombre sin cabeza, etc.), hacen que la pieza resulte atrayente y disfrutable.
Es destacable, el trabajo del elenco formado por José Luis Alcobendas, Fernando Delgado-Hierro, Fabián Augusto Gómez Bohórquez y Chupi Llorente. José Luis Alcobendas, es el hombre sin cabeza que esconde su rostro e intenta buscarse la vida de la forma que sea, su interpretación remarca la personalidad de aquel que está a vueltas de todo, dando pie a que comience al ciclo de cambios.
Fernando Delgado-Hierro, es el chico joven, su papel en la propuesta es muy importante aunque es el personaje que más ambigüedad presenta respecto a su relación con el resto. Con él comienza la obra y se cierra el círculo en la búsqueda de la memoria emocional familiar, dando así soporte a la existencia del hilo argumental. Muy correcto en su interpretación mantiene un tono sosegado a la par que firme durante toda la propuesta.
Fabián Augusto Gómez Bohórquez es Ramiro, un limpiador colombiano que añora sus raíces. Fabián Augusto Gómez realiza un excelente trabajo interpretativo, las buenas intenciones de su personaje chocan de frente con la realidad, creando los momentos de humor más negro de la propuesta, esos nacidos de la inocencia, creando un personaje creíble y una interpretación impecable.
Por último, Chupi Llorente, la hija del muerto, guardiana y buscadora incansable de las cenizas de su padre, es el centro sobre el que pivotan dos de los personajes anteriores, su interpretación es muy digna y correcta, defiende con profesionalidad un personaje complejo que necesita mantener el temple necesario para no caer en el ridículo dado lo surrealista de las escenas narradas, Chupi Llorente lo consigue y sale airosa en el empeño.
Para entender quién era mi madre hizo falta que se alejara todo cuanto era posible, que se muriera. En la cercanía doméstica, en el compartir una mesa cada día, fui imposible saber quién era mi madre. Quisiera coger distancia, irme de aquí, irme de mí mismo. Quizás así consiga empezar a vislumbrar quién soy realmente. Cuanto más cerca estoy de mí mismo menos entiendo. Es como mirar una parte del cuerpo de muy cerca, uno no podría decir de qué parte se trata.
Esta propuesta es un viaje (algo extenso) de cuatro personajes anómimos, un viaje hacia el conocimiento personal a través de la visión (tomando cierta perspectiva, aunque sea obligada por las circunstancias), de sus propias maletas emociónales familiares. La familia y sus lazos invisibles les llevan a tomar decisiones, emprender un camino diferente al generar un punto de inflexión, en esta historia donde la búsqueda personal se presenta envuelta para regalo con el colorido papel del surrealista periplo de las cenizas de un hombre y del recipiente que las contenía. Desde luego, un envoltorio original.
ficha:
BECUADRO TEATRO
Reparto: José Luis Alcobendas, Fernando Delgado-Hierro, Fabián Augusto Gómez Bohórquez y Chupi Llorente
Dirección: Julio Provencio
Texto: Javier Vicedo Alós
Creación sonora: Nacho Bilbao y Diego Merino
Diseño de iluminación: David Benito
Vestuario: Yeray González Ropero
Cartel: M. Milagro Sánchez
Fotografía: Susana Martín
Producción: La Belloch Teatro