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TROYANAS de Eurípides. |
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(EN ROSA INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO): En la literatura griega el tema de la guerra estuvo muy presente teniendo en cuenta a los combatientes, describiendo su valor, grandeza o cobardía. En esta tragedia no aparecen los héroes y lo que se pone de relieve es el papel de las mujeres en los combates bélicos, cómo están y cómo subsisten después de ellos. Las troyanas quedan viudas y huérfanas, narran sus desventuras y el futuro que les aguarda al ser sorteadas por los griegos. |
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Eurípides con los vencidos. Después de la guerra de Troya (o cualquier guerra que podáis imaginar hoy, ayer, mañana), parece que ya está todo acabado, que la "gran acción" ha terminado. Pero entonces, como el comercio cuando acaba el horario comercial, empieza la otra acción, la acción de la que no se habla, la que se hace "por derecho" con los ciudadanos de "segunda", la que no cuentan en las noticias: el reparto de las mujeres como esclavas "sexuales", o esclavas de cualquier otro tipo. Hécuba, Políxena, Casandra, Andrómaca, Briseida, Helena, esos nombres... u otros nombres cualquiera... a ellas se las rifarán para hacer más daño a los vencidos, para acabar con un país, con una cultura. Taltibio lo recuerda desde hoy, porque jamás lo ha podido olvidar desde que estuvo allí, porque esa "salvajada" le ha quedado dentro para toda la vida, no lo ha dejado vivir... ni morir. Por eso necesita contárnoslo cada noche, para liberarse de ese recuerdo que lo privó de la humanidad que ha de tener una persona. Hécuba lucha por la dignidad, por la suya y por la de todos... porque cada palabra y cada destino de las mujeres que están esperando qué será de ellas, produce un choque frontal contra la ley, contra la democracia, que es lo que ella defiende defendiendo sus derechos. Carme Portaceli. COMENTARIO: Troyanas de Eurípides llega a la escena madrileña en versión de Alberto Conejero, después de su paso por el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Ante nosotr@s una historia atemporal de vencedores y vencidos donde las supervivientes de la batalla son solamente mujeres que serán tratadas como parte del botín de guerra y son ellas precisamente, las que cuentan esta historia, desde el lugar que ocupan los vencidos. Desde que Eurípides escribiera Las Troyanas en el año 415 a. C. muchas guerras y conflictos armados han asolado nuestro planeta, y en cada una de ell@s, los seres humanos más vulnerables han sido objeto de todo tipo de barbaries, siendo especialmente significativo el horror ejercido sobre menores y mujeres, con niñ@s usados como soldados, explotad@s en el tráfico de órganos, obligad@s a servir como esclav@s físic@s, domestic@s y sexuales, violadas, vendidas, maltratadas, utilizadas como escudos humanos, etc. Pero la barbarie continua, en cualquier país en cualquier momento, cualquier persona puede convertirse en una víctima o en un torturador… pero también en quien simplemente mira hacia otro lado… El horror y el dolor no tienen fin y la capacidad del ser humano para infringirlo parece que tampoco. En este caso, y tras el saqueo de Troya, con la flota vencedora a punto de partir de regreso a su tierra, las troyanas esperan su destino, están siendo sorteadas para ser repartidas a los vencedores, despojadas de su identidad y dignidad dejaran de ser mujeres libres para convertirse en esclavas de unos hombres que han pasado de ser vecinos a ser enemigos y dueños… Esta es la temática y la idea sobre la que se mueve esta propuesta, en la capacidad de obviar a la persona y sus derechos y convertirla en un objeto que se puede comprar, vender, romper o matar sin escrúpulos, pero también nos habla sobre como la guerra es capaz de cambiar a las personas, sobre la ceguera voluntaria de las personas y los gobiernos, sobre el inmovilismo, pero sobre todo habla de mujeres, de madres, hijas, esposas, etc. de su dolor y de su lucha por mantener la dignidad. Y todo ello, con un texto intenso y dramático cuya versión firma Alberto Conejero. Escuchar este texto, es suficiente razón para ver esta obra, el texto es claro, duro, directo, desgarrador y poético, en él se remarca el destino de las vencidas pero también el papel del soldado que no se cuestiona la maltad de sus actos mirando hacia otro lado y escudándose en el hecho de que debe cumplir órdenes, un soldado interpretado por Ernesto Alterio en el papel de Taltibio, en una mezcla entre el presente y el pasado. La propuesta, bajo la dirección de Carme Portaceli (con Judith Pujol como ayudante de dirección y Sandra Avella en la dirección de producción) se presenta algo desigual, con momentos de fuerte carga dramática que se intercalan con otros que parecen no ser aprovechados al máximo. El trabajo interpretativo es indudablemente complejo, todo el elenco realizan un trabajo comprometido, aunque la calidad de las interpretaciones se muestra algo desigual. Todas estas mujeres dan vida a madres, hijas, esposas, etc., excepto Políxena (Alba Flores) un espíritu que se mueve entre el resto de las mujeres (movimiento en escena diseñado por Ferran Carvajal), Aitana Sánchez–Gijón (Hécuba) la reina, reivindicadora de la memoria, que lucha contra el olvido a través de la palabra, Maggie Civantos (Elena), Gabriela Flores (Andrómaca), Miriam Iscla (Casandra), Pepa López (Briseida). Seis mujeres muy diferentes interpretadas por otras mujeres también muy diferentes, aunque todas ellas mantienen su capacidad de luchar, cada una a su manera, y un hombre, Taltibio (Ernesto Alterio), un griego, el único representante de los vencedores. Mensajero del ejército griego, encargado de comunicar a las mujeres su destino, un personaje se me mueve entre la falta de escrúpulos (obedeciendo las ordenes de sus superiores sin cuestionárselas) y la culpa cuando se da cuenta de la realidad de sus actos. Taltibio (Ernesto Alterio) se sitúa (al comienzo de la propuesta) sentado en medio del patio de butacas como un espectador más, remarcando así la idea de que cualquier persona podría haberse encontrado en su misma situación y podría haberse comportado de la misma manera. Además aparecen en la propuesta Pablo Cordero Núñez / Alejandro López como Astianax, el niño. La escenografía diseñada por Paco Azorín con Isabel Sáiz como ayudante de escenografía, es fría y áspera y cumple con su propósito. Sobre el escenario se dispersan cuerpos cubiertos con sus mortajas, detrás de ellos, una estructura en forma de T sirve de muro, pared y plataforma por la sube y baja el espíritu de Políxena (la realización de la escenografía es de Teatre Auditori Sant Cugat), además la escenografía se completa con la proyección de imágenes de refugiados, localizaciones de Siria y del éxodo de sus habitantes para realizar esa conexión necesaria entre la barbarie pasada y la presente y remarcar la idea, no solo de lo que sucede, sino del inmovilismo internacional ante ese (y muchos otros) conflictos. Concretamente, las imágenes corresponden con la llamada masacre de Hula, la matanza colectiva realizada por miembros del Ejército de Siria en contra de la población civil de la ciudad de Hula, al norte de Siria. Esta matanza ocurrió el 25 de mayo de 2012, en medio de la violenta guerra civil que asola Siria. El diseño del vídeo ha sido realizado por Arnau Oriol y se completa con el diseño de la iluminación de Pedro Yague, y el trabajo Luces Alberto Hernández y Javier Cala como jefe técnico y de maquinaria respectivamente. El vestuario ideado por Antonio Belart es correcto, está formado para una variedad de túnicas que visten a las troyanas, así como el vestuario del soldado Taltibio (y el niño), intercalando la vestimenta griega con la ropa más moderna utilizada en un tiempo actual cuando el personaje se ve asediado por la culpa y la imagen de las troyanas. La realización de vestuario corresponde a la Sastrería Cornejo, la ayudante de vestuario ha sido Charo Jiménez y la sastrería de Purificación Fernández. La propuesta nos ofrece la música original y espacio sonoro de Jordi Collet, el diseño de sonido de Fran Gude y Pablo de la Huerga como técnico de sonido. Troyanas es una propuesta correcta, que va creciendo y madurando a medida que se representa. Ahora, en el Teatro Español presenta una clara evolución respecto a lo que pudimos ver en Mérida, pero más allá de las interpretaciones, aspectos técnicos, etc. (sin desmerecerlos) lo realmente atractivo de esta propuesta es su texto y la denuncia y la llamada de atención que pone sobre el escenario. FICHA: Dirección: Carme Portaceli Elenco: Ernesto Alterio -
Taltibio
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ESTRELLA
SAVIRÓN (alias A golpe de efecto). Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión de la cultura de una forma veraz e independiente. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño. |
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