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teatro
ÓSCAR QUIERE SER UNA CIGALA.

(EN ROSA INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO):

Una comedia negra de Luis Enrique Montero, dirigida por Alberto Sabina. Una historia familiar sobre la tolerancia y el rechazo, la doble moral, el amor y el poder de construir y destruir…

Óscar confiesa a su familia que quiere ser una cigala. Estos lo aceptan y lo toleran desde el primer momento organizando una sesión con su psicóloga, experta en disforia de especie, y dándole todo su cariño y apoyo. Al menos aparentemente. Basada en la idea de la búsqueda de identidad de género, esta comedia negra es un viaje que, como reza el prólogo, “transcurre entre el consciente y el inconsciente de los personajes. La vida real y lo que desean, temen, sienten o realmente piensan.

Óscar quiere ser una Cigala no deja indiferente a nadie. Desde el comienzo, el público entra en un juego de empatías y desprecios con los personajes. Este juego llega a su cenit con un desenlace en el que es imposible no situarte como persona, justo en el momento cuando comprendes que esta historia surrealista está llena de historias reales.

COMENTARIO:

Óscar quiere ser una Cigala es una propuesta arriesgada, peculiar, original y diferente. Posee un elemento diferenciador basado en el juego que nos propone Luis Enrique Montero con la dramaturgia y Alberto Sabina en la dirección, mediante el cual, seremos testigos de dos facetas diferentes de cada uno de los personajes, una primera faceta referente al comportamiento ‘políticamente correcto’ de todos los miembros de la familia protagonista, como reacción a la necesidad de Óscar de convertirse en Cigala, con palabras y comportamientos de apoyo que no se ajustan a lo que en realidad siente y piensan; y una segunda faceta que hace referencia a estos sentimientos y pensamientos íntimos, que son en realidad los pensamientos que oiremos directamente de sus mentes. Ambas facetas se van intercalando y mezclando a medida que se desarrolla la acción.

Así, un matrimonio de edad indeterminada y sus dos hijos vivirán una transformación, un cambio existencial y vital, en una sucesión de escenas que no solamente sirven para alimentar el debate sobre cómo se produce este cambio, también de la valentía necesaria para realizarlo, comprenderlo y asumirlo, dejando patente la doble moral de los miembros de la familia, el cinismo y la diferencia entre lo que pensamos y lo que decimos, eso sí, todo ello tratado en tono de humor e ironía.

Indudablemente, el hecho de que Óscar quiera ser una Cigala, es simplemente una excusa para tratar el tema de la búsqueda de la identidad como individuos, partiendo de una historia familiar donde se pondrá a prueba el sentido de la tolerancia, la moral, la comunicación, la comprensión, el amor, etc. De forma que estamos ante un tema duro tratado desde el absurdo con humor.

La propuesta mezcla el mensaje principal con un tono general ligero y superficial. Ya desde el principio, el propio título, el diseño del cartel, etc., nos hace dudar si se trata de un espectáculo infantil, familiar o para adultos, pero una vez empieza la propuesta (que va en progresión creciente) vemos que existe un tema evidente y claro que se desarrolla intercalando escenas originales y bien estructuradas, con otras mucho más infantiles, me inclino a pensar que este es un efecto buscado, no solamente para hacer más accedible la propuesta a todo tipo de públicos, también para minimizar el protagonismo de los personajes y centrar la vista del espectador en el propio conflicto de una forma más fresca.

La escenografía de Silvia Romero nos sitúa en una versátil casa familiar, un espacio donde se juega con las alturas, los elementos escénicos y una conceptualización que acerca al espectador al mar, ayudándose con proyecciones (videoescenas) creadas por Elvira Ruiz Zurita que ambientan y sirven para plantear algunas preguntas en los cambios de acto / escena. El vestuario de Sandra de la Fuente es correcto y resalta especialmente en la parte final, en la transformación, ya que parece evolucionar al igual que los personajes. Llama la atención el uso de la iluminación (Manu Roca) y la música que se utiliza para diferenciar los momentos reales de los momentos que escenifican los pensamientos, enfatizando estos últimos.

Después de todo lo vivido por los componentes de esta familia llegamos al impactante final, original, bien conceptualizado y construido, y de línea argumental contraria a lo mantenido durante toda la propuesta, un choque eficaz en el que destaca la interpretación de Ángela Martín (Óscar / Cigala) y Raúl Pulido (hermano de Óscar) acompañados por María José Palazón (Madre), Pablo Gallego Boutou (Padre) y  Ana Cañas (Psicóloga). El trabajo de todo es elenco es honesto, ágil y comprometido, tod@s interpretan, bailan, cantan sin perder en ningún momento la frescura y la complicidad.

Esta propuesta se desarrolla a buen ritmo y con cierto grado de humor, llamando la atención por su frescura, su apuesta por experimentar con formatos diferentes y su marcada singularidad. Una rareza o singularidad que queda bien definida en un comentario que escuché (a una pareja), a la salida del teatro: 'Me he divertido, pero no te puedo decir nada más hasta que recupere la capacidad de mis neuronas…'.

FICHA:

Dirección: Alberto Sabina
Dramaturgia: Luis Enrique Montero
Escenografía: Silvia Romero
Vestuario: Sandra de la Fuente
Iluminación: Manu Roca
Videoescena: Elvira Ruiz Zurita
Elenco
Óscar: Ángela Martín
Hermano: Raúl Pulido
Madre: María José Palazón
Padre: Pablo Gallego Boutou
Psicóloga: Ana Cañas

Compalía: Teatro por Ejemplo.

 

POR:
ESTRELLA SAVIRÓN (alias A golpe de efecto).
Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión de la cultura de una forma veraz e independiente. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño.
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ÓSCAR QUIERE SER UNA CIGALA.

DONDE: Teatro GALILEO
Calle de Galileo, 39, 28015 Madrid.

CUANDO: Del 8 de noviembre al 3 de diciembre de 2017.

 

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