La Mudanza bucea en la necesidad que tiene el ser humano de aferrarse a cosas y recuerdos para sellar su identidad. Es un acercamiento a la vulnerabilidad del hombre cuando se aproxima un cambio y su seguridad se tambalea. Es una invitación a ver la botella medio llena en tiempos en los que no hay… ni botella.

En La Mudanza nos encontramos con una propuesta teatral que se desdobla en tiempo y espacio.

En 1961 un matrimonio tiene que emigrar a Alemania para conseguir el dinero que les permita pagar una casa que se ven forzados a dejar. 50 años después, en 2011, su nieta y el marido de esta, ambos fotógrafos, rehipotecan esa misma casa para cumplir su sueño creativo. Pero en esta ocasión el banco se la queda. La mudanza es un mismo conflicto en dos momentos de crisis económica. Un drama en clave de comedia que obliga a sus personajes a mudar, no sólo de casa o de país, sino también de visión de vida.

Comentario:

LA MUDANZA, producción de Perigallo Teatro, es una propuesta con texto de Celia Nadal y Javier Manzanera y dirección de Joâo Mota, e interpretada igualmente, por Celia Nadal y Javier Manzanera.

Una reflexión sobre los tiempos de crisis donde pasado y presente se mezclan, y donde seremos conscientes de cómo, el círculo que empezaron a dibujar (en los años 60) una pareja luchando por conseguir que sus descendientes tuvieran una vida mejor, se ha roto, comenzando el proceso de nuevo desde otro punto de partida distinto en el tiempo y el espacio pero igual en su precariedad.

Varias generaciones de una misma familia se encuentran unidas por el hilo invisible de un destino que les lleva en la búsqueda de un hogar y de un futuro mejor. Y es que, nos ha tocado vivir tiempos en los que llegados a una edad, tendríamos que poder pensar en descansar y recoger los frutos sembrados durante largos años, sin embargo, estamos viviendo épocas que muchas veces nos obligan a volver a empezar sin nada en los bolsillos y las espaldas cansadas por el peso de las nuestras maletas.

En la propuesta, estamos antes personas arrolladas por un sistema económico y productivo que expulsa sin miramientos a aquellos que, simplemente, no estaban en el lugar apropiado en el momento apropiado, y ahora, sin empleo, sin ingresos y sin perspectivas, y castigados por no ser jóvenes ni tener la edad suficientemente para poder jubilarse, se enfrentan a un eminente desahucio y a una terrible enfermedad.

La trama de la propuesta comienza en el momento más o menos actual (en 2011) donde una pareja se enfrenta a la pérdida de su vivienda. Esta trama es en sí misma, suficiente para sostener todo la propuesta y construir la línea argumental con saltos temporales, sin embargo, se añade un elemento más, la enfermedad que amenaza con el olvido de uno de los miembros de la pareja, y aunque parezca que se riza el rizo, lo cierto, es que los cuatro personajes protagonistas (los dos del presente y los dos del pasado, interpretados todos ellos por Celia Nadal y Javier Manzaneda) no solo tienen un gran sentido del humor, también tienen una humanidad, un amor y una ternura que engancha al espectador por su cercanía y autenticidad.  Una propuesta construida sobre cuatro hermosos personajes llenos de dudas, miedos y tristezas, que se complementan con amor, compañerismo, ternura, solidaridad, buen humor, ironía y mucha esperanza.

Toda la propuesta está llena de pequeños detalles emocionales que transportan al espectador a momentos pasados y presentes, partiendo de la música con un abanico que nos lleva desde los años 50 al presente, la personalidad de los emigrantes españoles en los tiempos de postguerra, los recuerdos, los muñecos construidos con elementos cotidianos pero con mucho amor, es decir, esas pequeñas cosas que nos enganchan emocionalmente con los miembros de nuestro propio clan y que nos ayudan a convertirnos en las personas que somos. En una historia construida desde la honestidad y la verdad, interpretada por Celia Nadal y Javier Manzaneda, en un trabajo lleno de naturalidad, complicidad, talento y oficio. Dos intérpretes que dan vida a cuatro personajes que consiguen empatizar con el espectador ya que en ellos hay rasgos tan cercanos, humanos, sencillo y complejos como los nuestros, sus miedos y sus pasiones son las nuestras, tan universales como únicas, tan suyas como nuestras.

Un canto a la esperanza de corazones encogidos, con la casa o más bien, el hogar, como espacio físico y como punto de conexión, una casa inicialmente pagada con el trabajo en Alemania de un matrimonio peculiar formado por una murciana y un gallego durante los años 60, la misma casa de la que ahora, su nieta junto a su marido están a punto de ser desahuciados. Todo gira sobre un espacio propio en un conflicto que se repite, en circunstancias diferentes pero en ambos casos, con una crisis de por medio.

Un drama con mucho humor, recreada con pocos elementos, pero los suficientes, los propios de una mudanza, que invitan a comprender lo necesario que es replantearse las prioridades, los valores y la forma de vida, donde se descubre el verdadero valor de la amistad, del amor, de las gente… pero eso sí, sin poner en marcha discursos, reivindicaciones, etc. Nos muestran unas vidas llenas de energía y de penas, donde se puede aplicar perfectamente eso de que ‘a perro flaco todo son pulgas’ pero desde unos ojos que se enfrentan a la vida con valentía.  Un comedia dramática o un drama con toques de comedia donde están muy bien medidos y sopesados los momentos dramáticos y los momentos jocosos basados en el amor y el compañerismo, que se construyen sobre música, risas, cervezas, objetos que se tiran y se rescatan una y otra vez, etc.

Una historia dura pero muy humana, con personajes construidos sobre firmes cimientos, que se enfrentan a la adversidad desde la vista de aquel que ya poco más tiene que perder, pero que sin embargo, tiene mucho que ganar. Puesto que hay momentos en los que ya solo se puede ir hacia delante, mejor si se hace con amor, humor y esperanza. Teatro social que rezuma autenticidad, complicidad, amor y sudor.

FICHA:

Texto: Celia Nadal y Javier Manzanera

Dirección: Joâo Mota

Elenca: Celia Nadal y Javier Manzanera

Iluminación: João Mota

Música: Santi Martín

Vestuario: María Cortés

Artesanía: Juan de Arellano

Audiovisuales: Jaime Carrión

Músicos (en grabación): Antonio Bravo (guitarra), Ove Larsson (trombón), Raúl Márquez (violín), Alberto Alonso (piano), Héctor Rojo (contrabajo), Javier Gómez “Skunk” (batería)

Voces en off: María Cortés, Vanessa Martínez, Stefan Meyer y Manuel Janeiro

Una producción de Perigallo Teatro