Una Puta Mierda (o siete personajes que podría ser pero elijo no ser) no tiene un hilo argumental. O parece que no lo tiene.

Pero según va transcurriendo la obra se descubre que el hilo conductor está en las entrañas, pasa por el hígado, traspasa el corazón, se llena de rabia… y sobretodo de humor.

El espectáculo está compuesto por siete monólogos tragicómicos de lenguaje extremo, en los que siete personajes sueltan bilis, ácido, y corrosión por la boca, interpretados todos por un solo actor. Este espectáculo está hecho para reírse, aunque en este viaje también hay tiempo para tomarse un pequeño respiro y pensar, ya que entre personaje y personaje el actor se transforma ante el público delante de un micro-camerino portátil, en el que se desnuda y se enseña a si mismo.

Comentario:

‘Una puta mierda’ es una tragicomedia formada por siete historias con diversos personajes, interpretados por un solo actor que cambia de registro ante la atenta mirada de los espectadores. Con una escenografía prácticamente inexistente, varios elementos llaman la atención, una pequeña maleta con luces abierta sobre una mesa que se convierte en un pequeño camerino y un perchero con la ropa necesaria para dar vida a cada uno de los personajes.

Desde un vagabundo hasta un médico aparecen en escena, todos los personajes tienen una característica en común, su lenguaje extremo, por algo la obra tiene un título tan descriptivo, aunque es posible que para muchos espectadores no sea la elección más apropiada ya que puede confundir sobre su contenido y expectativas.

La obra puede parecer una comedia desternillante pero no lo es, aunque tiene buenos toques de humor más ácidos que jocosos, en cualquier caso, lo que si tiene es una crítica a ciertos elementos de la sociedad actual, con una exposición directa de lo cotidiano llevado al extremo. Y todo ello desde dos vertientes, el considerar las cosas como ‘una puta mierda’ y el uso de ‘una puta mierda’ como indicativo de ‘por ahí no voy a pasar’ o 'hasta aquí hemos llegado'.

El comienzo es intenso con toques de humor negro aunque la intensidad y el ritmo son variables a lo largo del espectáculo. Hay dos cosas que merecen ser mencionadas en esta obra:

En primer lugar los textos críticos, provocativos y cínicos, pero al mismo tiempo cercanos, la mayoría de los cuales son textos de Trigo Gómez, otros están inspirados en textos del actor, monologuista, dramaturgo y novelista estadounidense Eric Bogosian, pero también hay espacio para los clásicos y dos de los textos dan fe de ello, uno de Calderón de la Barca, de La vida es sueño, y el otro de un fragmento de Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand.

En segundo lugar el trabajo actoral de Trigo Gómez bajo la dirección de Camilo Vázquez y la aportación musical de Fernando Álvarez. Está claro que Trigo Gómez (Rodrigo Ramírez) realiza un buen trabajo interpretativo dando vida a esta serie de personajes desde el más real al más exagerado. Versatilidad es la palabra que define a este actor que además de sacar mucho partido a sus personajes, se maneja a la perfección en la interacción con el público.

Hay personajes para todos los gustos dada su diversidad, que abarca un amplio abanico. La obra comienza con un vagabundo removiendo la basura, encuentra cosillas ‘apañables’ pero en general, lo que encuentra y su momento existencial le hacen balbucear ‘una puta mierda’. Este vagabundo que parece estar en su propio mundo conoce mejor que nadie lo que el miedo produce en las personas, ese miedo a perder lo que tenemos, a no alcanzar nuestros objetivos, etc., como siempre el miedo hace su trabajo y corta las alas y la libertad de las personas. Continuamos con el banquero que pide en el metro, es un personaje especial con un cinismo que sin duda divierte a cualquiera que le esté escuchando. Un doctor, cuyo ejercicio profesional va unido al uso descontrolado y superficial de medicamentos, y la consideración del paciente como algo sustituible. Además tenemos un modelo de paquetes de tabaco, y un personaje peculiar que nos habla de todo aquello que le genera rechazo al grito de Chúpamela, para terminar con textos clásicos de la mano de un programa de televisión donde todos somos invitados a tener nuestra propia voz.

Una obra que utilizando estereotipos juega a darles la vuelta para buscar nuestra acción y reacción o todo lo contrario...

Ficha artística:

Texto e intérprete: Trigo Gómez
Dirección: Camilo Vázquez
Música: Fernando Álvarez