Inspirada en un hecho real, Tierra del Fuego cuenta la historia de una ex azafata israelí, víctima de un atentado en el que resultó herida y su mejor amiga muerta. 22 años después decide visitar y encontrase con el terrorista autor del atentado, quien está detenido en una prisión de Londres, condenado a cadena perpetua.

El relato se propone reflexionar sobre la necesidad de escuchar la historia del otro, del enemigo, como condición necesaria para iniciar un diálogo. Y comenzar a esbozar la paz y la convivencia pacífica como posibilidad. Una propuesta para reflexionar sobre las causas y consecuencias de la violencia política militar, en una de las zonas más calientes del planeta. Y sobre el lugar del diálogo y la palabra como medio para la convivencia pacífica y la justicia. Una historia relevante para nuestro tiempo cuyo significado excede el limitado contorno del conflicto del Medio Oriente.

Comentario:

El dramaturgo Mario Diament se basó en un hecho real  para escribir esta obra que muestra al espectador un drama no resuelto. Un enfrentamiento entre víctima y verdugo que deja un pequeño resquicio a la esperanza, aunque sea en un lugar lejano y soñado, en Tierra del Fuego.

Los sucesos reales tuvieron lugar en Londres en 1978. Una tripulación israelí de la compañía El Al se traslada del aeropuerto Heathrow al Hotel Europa. Cerca de la entrada del hotel, la azafata Yael (Yulie Cohen Gerstel) se fija en dos hombres que le hacen sospechar, pero al instante, los hombres abren fuego discriminadamente con ametralladoras matando a una azafata, amiga de Yael y provocando decenas de heridos. En los sucesos muere uno de los atacantes palestinos y el otro, Fahad Mihyi, es capturado por la policía. Pasados veintidós años. Yael, que milita en organizaciones por la paz, visita en la cárcel a Fahad Mihyi, quien cumple cadena perpetua en Londres.

Claudio Tolcachir dirige esta obra con mano firme, un tema difícil que ahonda en el conflicto árabe israelí pero que no se limita a este, sino que se expande a cualquier tipo de conflicto, ya que todos necesitan de una reflexión profunda. El desencuentro es tan grande y el enemigo, el miedo, se alimenta desde tantas áreas que, perdemos la perspectiva global y nuestra capacidad de entender y ponernos en el lugar del otro.

La necesidad de hablar, de empatizar, de reflexionar se ponen sobre la mesa en la figura de Yael la ex azafata que intenta después de 22 años, recomponer los trozos, comprender y darle una oportunidad a la paz.  Y aunque ese episodio marco inexorablemente su vida, ha llegado el momento de buscar respuestas y dejar de vivir en la  ‘no comprensión’. Así, descubriremos como Yael se enfrenta al hecho de que las víctimas no fueran escogidas por lo que son, sino por lo que representaban y que al final, todos en cualquiera de los bandos sean víctimas de una guerra que es controlada por otros.

La obra comienza con canticos en árabe y música de tambores, en escena una mesa y diversas sillas donde se sitúan todos los implicados que, representan las posibles visiones o puntos de vista de los sucesos. En todo momento los actores se encuentran en escena, cambiando su posición según su punto de protagonismo. Así, conoceremos a Yael la ex azafata, su marido, el terrorista, el padre de ella, la madre de la amiga muerta y el abogado del terrorista, Alicia Borrachero, Tristán Ulloa, Abdelatif Hwidar, Juan Calot, Malena Gutierrez y Hamid Krim son los encargados de dar vida a estos personajes.

En todas las escenas en punto central es Yael (Alicia Borrachero) tanto en su casa, como la cárcel, en la casa paterna, etc. Ella es el elemento conductor de todas las acciones y en ese sentido, Alicia Borrachero nos sorprende sacando fuerzas de su interior, energía y convencimiento,  y realizando un trabajo más que digno.  Su interacción con el resto del elenco es desigual aunque en general, todos realizan un buen trabajo, sobre todo teniendo en cuenta la dificultad y la carga dramática de las acciones. Abdelatif Hwidar, da vida a Hahad, uno de los autores del atentado, es junto a Yael, la piedra angular alrededor de la cual gira la historia, las dos partes de un conflicto, su trabajo es bueno como el del resto del elenco pero no llegan a tener la fuerza dramática de Alicia Borrachero y de su personaje.

La obra está dotada además, de mucho simbolismo, resuelve el espacio a la perfección y un simple cambio de posición de la mesa y las luces del panel frontal producen el efecto deseado y nos transporta a un lugar totalmente diferente. Sobre la mesa arena y sobre ella una bola de cristal con un paisaje en su interior, un suvenir o souvenir recuerdo de Tierra del Fuego.

Así, vamos evolucionando desde un primer momento donde todos hablan al mismo tiempo y es imposible entenderse, a conocer sus vidas, a poner nombre a sus miedos, a descubrir la vida en los campamentos, como se pasa de ser una persona libre a ser un refugiado, como se alimenta el odio (el odio no te traiciona), y el miedo, pero con la esperanza de la redención.  La obra no cuestiona el derecho a existir de ningún pueblo, pero si cuestiona acciones y comportamientos, y nos ofrece la visión de una misma situación desde muy diferentes puntos de vista.

Una interesante propuesta sobre el conflicto árabe israelí donde el espectador estará ante diferentes visiones de una misma realidad, ante un lienzo que intentan dibujar cada uno de los personajes con sus puntos de vista tan diferentes y aparentemente irreconciliables, dejando un pequeño resquicio para la esperanza, un espacio para la reconciliación y la redención, aunque se simbolice en un lugar tan lejano como Tierra de Fuego.

FICHA:

Dirección Claudio Tolcachir

Reparto
Alicia Borrachero
Tristán Ulloa
Abdelatif Hwidar
Juan Calot
Malena Gutierrez
Hamid Krim

Ficha artística
Escenografia y Vestuario Elisa Sanz
Iluminación Juan Gómez Cornejo
Versión Española David Serrano
Producción Ejecutiva Olvido Orovio
Dirección De Producción Ana Jelin
Distribución Producciones Teatrales Contemporáneas

Una coproducción de Producciones Teatrales Contemporáneas, T4, Verteatro, GM teatros y  Milonga con la colaboración de Comunidad de Madrid y el INAEM.