Un teatro de la vida, en el que  las mayores tragedias nacen de los acontecimientos más corrientes de la vida cotidiana. La obra, escrita por la canadiense Jennifer Tremblay, ha sido galardonada con el Prix du Gouverneu général 2008 en théâtre, el Prix Auteur Dramatique Banque Laurentienne 2009-2010 y con el Prix Michel Tremblay 2010. Se estrena por primera vez en castellano en nuestra sala.

'El manejo de una lista es una actividad compleja. No todos los elementos de la lista tienen la misma importancia. Yo no soy razonable. Mis listas son interminables. Hay tareas innecesarias. Es decir, hay cosas que haría sin tener que anotarlas. También hay en mis listas tareas urgentes. Y por último tareas intermitentes. Las más complicadas'.

Una mujer lucha para adaptarse a su nueva vida: dos hijos pequeños que cuidar, una nueva casa en el campo, lejos de la ciudad y de la gente amiga. Cada día más aislada del mundo exterior, intenta mantener su vida en orden a través de interminables listas de labores: detalladas, rigurosas, para seguir a pie de la letra. Esta costumbre pronto se volverá una obsesión...

Comentario:

La lista, un monólogo creado a partir del texto multipremiado de la autora canadiense Jennifer Tremblay, se estrena por primera vez en castellano en España en la Sala Cuarta Pared de Madrid después de su estreno en 2015 en el Teatre Lliure de Barcelona (en catalán). Una obra de una tristeza inmensa que nos muestra los estragos a los que nos somete la culpa.

Si bien la obra está repleta de toques de humor e ironía, tanto en su fondo como en su superficie, el dolor, la amargura y la tristeza lo invaden todo. Es una obra dura pero a la vez cercana y empática, ya que todos llevamos en nuestras espaldas, en mayor o menor medida, maletas cargadas de culpa, ¿Quién no se ha sentido culpable por algo que ha hecho? Y peor aún, ¿Quién no se ha sentido culpable por algo que no ha hecho?. Son esas cosas que en principio, no nos parecen tan importantes, que relegamos para otros momentos y que posteriormente ya no hacemos, o que caen en el olvido, las que después nos queman el corazón como si fueran espadas al rojo vivo.

Pues, precisamente esto nos cuenta LA LISTA, de la mano de una mujer que lucha para adaptarse a su nueva vida a través de interminables listas de labores en las que no todas las cosas se sitúan con la misma prioridad. En el interior de una vivienda se encuentra una mujer, esta triste, intenta contener las lágrimas y entonces nos lo cuenta:

‘Soy responsable de su muerte - No trato de decir que si no me hubiera cruzado en su camino ella no estaría muerta - Me crucé en su camino para evitar que muriera - Ella está muerta - Fallé en mi deber’, ‘Soy responsable de su muerte - Me faltó rigor - Me faltó disciplina - Hay mucho que hacer en un día’….

Ya sabemos que algo terrible ha pasado, pero pensamos que a veces la culpa te castiga con demasiada crudeza y no todo es tan oscuro como pensamos en un principio, así que nos preparamos para escuchar su historia…

El texto nos relata cada uno de los momentos en la vida de esta mujer, desde que se marchó a vivir al campo, su relación con su vecina Caroline, su espera y sus interminables listas necesarias para mantener esa artificial sensación de control, un pequeño mundo cuidadosamente construido que se derrumba sin posibilidad de vuelta atrás. Un relato complejo, compacto, poético, denso, con frases cortas (a modo de lista) pero a la vez llenas de contenido. Un relato que no es solo una sucesión narrativa, está repleto de crítica social, de autocrítica y cierto grado de cinismo que nos acerca irremediablemente a su persona y su pensamiento.

‘No quiero estar aquí - Mi marido dice eres tú la que quiso venir aquí - Tú insististe en el campo - Quise venir aquí para que él estuviera conmigo  - Quise venir aquí para alejarlo de todo - Quiero toda su atención - Pensaba en absorber/ aspirar a mi marido por completo - Ser su único alimento - Creí que sólo pensaría en verme madurar - Pensé que aquí me volvería dulce - Pero soy una fruta amarga - En la ciudad - O en el campo - Sigo siendo una fruta amarga -Mi marido sigue teniendo que salir - Y yo sigo teniendo que quedarme - Aquí estoy en este campo muerto  - Mis brazos no lo buscan - Lo voy a incomodar - Él me va a ignorar para no sufrir - Mañana temprano se volverá a ir’.

La escenografía formada por cajas transparentes que recrean una cocina, y otros elementos que dan forma al salón, el vestidor, los juguetes de los niños, etc., no es solo una escenografía, las soluciones que ofrece, para cada uno de los momentos de la obra, son verdaderamente creativas y originales, tanto el recurso de la cocina, como las fiestas familiares, el uso de la ropa (el momento en que la protagonista se pone la chaqueta del marido es de una sencillez absoluta y sin embargo con un resultado visual excelente), el uso de las cajas, etc., cada elemento está pensado y estudiado y su uso nos demuestra que este montaje va más allá de la simple preparación, está lleno de detalles, de cariño y de pensamiento creativo.

Frantxa Arraiza es la protagonista de esta triste historia que sin embargo, no se regodea en exceso, ni lleva al dramatismo extremo (aunque hay un par de escenas que lo rozan). Tanto el texto como la interpretación son exigentes, requieren una actriz con temple y dominio y Frantxa Arraiza demuestra su buen hacer y se gana al público desde el primer momento. Javier G. Yagüe director de la obra, sabe manejar perfectamente esta propuesta cargada de poética y simbolismo, que nos acerca a la idea de cómo las obligaciones diarias impuestas o no, y la ajetreada dinámica que nos exige esta sociedad, nos aleja de lo autentico y esencial, y como, sin darnos apenas cuenta, deja de parecernos importante. Una historia dura y triste pero, al mismo tiempo con una gran belleza y mucha calidad.

FICHA:

De Acción Escénica
Autora: Jennifer Tremblay
Director: Javier G. Yagüe
Intérprete: Frantxa Arraiza
Género: Teatro
Duración: 60 min.