Cada viernes en el Teatro de la vida a las 21.00 se puede ver la obra J&B.

Se trata de una representación en formato de microteatro en la que el público se encuentra directamente introducido en la casa de dos hermanos. Ambos se reencuentran después de muchos años para hacerse cargo de la casa familiar tras la repentina muerte de sus padres.

Todo ello narrado en tono de comedia pero a la vez tratando temas bastante serios. Una obra del director Luís Sampedro interpretada por Jerónimo Salas y Ricardo del Cano.

Comentario:

Que no nos lleve a engaño el título ya que la obra no trata de ninguna bebida espirituosa sino de conflictos internos de una familia en la cual no todo está claro y en la que, a través del devenir de la representación, iremos hilvanando las relaciones entre hermanos y padres.

Bajo la dirección de Luis Sampedro, que es también quién creó la idea original, los actores Jerónimo Salas y Ricardo del Cano interpretan a José y Benja; dos hermanos que se encuentran en la casa de sus padres recién fallecidos. Y ahí radica la gran intensidad de la obra, en la cercanía de los dos actores al público.

El espectador está en la casa con ellos, literalmente, con lo que las rencillas, los recuerdos, las emociones que surgen entre ellos se viven casi en primer plano. No deja indiferente y como bien avisa Luis al inicio podremos reír, llorar y emocionarnos con ellos.

La escenografía es mínima pero no es necesaria ya que la casa es el escenario y la historia está perfectamente adaptada al medio dónde discurre. Tanto Jerónimo como Ricardo realizan correctamente su cometido aunque José tiene un temperamento demasiado agresivo que puede intimidar al estar tan cerca y hacer que estés más por él que por lo que interpreta, pero esto es solo en momentos puntuales. Borja, sin embargo, es más pausado y da el contrapunto a su hermano.

Otra cosa buena que tiene la obra es que ha sido creada tanto con la participación de Luis, el director y artífice principal, como la de los actores con lo cual permite que se vayan puliendo ciertos detalles y vaya creciendo en cada representación. Cierto es que hay parte, pequeña, que se improvisa dependiendo de los actores y su situación ese día; quizás a la gran visceralidad de sus personajes y la vorágine de sentimientos que se mezcla en la historia.

Resumiendo, una hora larga muy intensa en la que se agita al espectador entre la comedia, el drama y el suspense. Una vez finalizada se crea un ambiente de debate entre los actores y el reducidísimo público que ha asistido a la representación ya que es imprescindible reservar entrada al 647 50 96 81 por el pequeño aforo. Una idea muy interesante en donde se demuestra que el teatro no necesita de grandes artificios para llegar al espectador.