El segundo infierno, última obra de Alberto de Casso Basterrechea, constituye una visión singular sobre la deshumanización de las relaciones entre las personas poniendo de manifiesto el empobrecimiento de las mismas, la creciente soledad de los individuos y, sobre todo, la pérdida de valores a la que estamos asistiendo.

La acción se sitúa en una pequeña editorial de poesía y teatro, al borde de la ruina, en la que los protagonistas ofrecen su trabajo por “amor al arte” y sirve de contexto para mostrar otro de los aspectos fundamentales de la crisis cultural en la que estamos inmersos, el desprecio por la palabra escrita más allá de 30 caracteres seguidos. Andrea de Gregorio, directora.

El segundo infierno habla de la quiebra económica, vital y personal de dos hermanos, Irene y Manuel, que se quieren y se odian, se necesitan y se destruyen con la misma intensidad, y que podría ser una metáfora o analogía del daño y el estado de marasmo y postración que ha producido la reciente crisis económica en el mundo de la cultura, a través de una pequeña editorial de teatro y poesía que da las últimas boqueadas.

Manuel e Irene trabajan juntos en una librería que edita teatro y poesía y se encuentra al borde de la quiebra. Solo tienen dinero para publicar un último libro. Irene ha tomado ya una decisión. Publicarán un libro de poesía de Violeta Ventura titulado 'Mis mujeres mágicas', escrito por una amiga feminista y lesbiana hacia la que Irene siente una admiración y atracción sin límites que no se molesta en ocultar. Pero Manuel impondrá su opción. El último libro que quiere editar se titula 'El segundo infierno', una obra teatral de Lario, tío de Irene y socio capitalista que financia la librería y la editorial. Ambos se enzarzan en una pugna violenta y llena de resentimiento por sacar adelante su libro. El libro que quieren editar. El último libro.

Comentario:

Es curioso como el ser humano vive una de sus épocas más contradictorias, nunca ha estado tan comunicado, tan conectado, y sin embargo, puede que nunca haya estado tan solo. Vivimos en una época de amistades virtuales, que nos ofrecen una falsa sensación de pertenencia a algo, pero en realidad es algo que se nos escapa entre los dedos. Al afrontar la realidad, nos damos cuenta de que no hay nada al otro lado de la pantalla, simplemente somos y estamos rodeados de zombis virtuales y zombis reales que pasean por las calles pegados a sus pantallas, sin levantar la vista y sin darse cuenta de que la vida está ocurriendo a su alrededor.

Parte de este análisis, lo encontramos en ‘El segundo infierno’, última obra de Alberto de Casso Basterrechea, donde además explora el aumento desenfrenado del egoísmo individual y colectivo, la pérdida de valores, etc., pero sobre todo, la deshumanización de las relaciones entre las personas y la enorme soledad de los individuos.

Manuel e Irene son los propietarios de una librería que, como todas las empresas, ha sufrido la mano estranguladora de la crisis, y más teniendo en cuenta que el sector cultural ha sido especialmente castigado.

Manuel es una persona solitaria, cínica y algo pasada de vueltas, que vive puntualmente en la librería y se alimenta exclusivamente de mangos. Irene parece ser una editora responsable y resolutiva. Ambos trabajan día a día juntos, manteniendo una relación cambiante, contradictoria y tempestuosa. Se quieren, se cuidan y se atacan con la misma intensidad, pero ya se sabe, donde hay confianza da asco, y no son capaces de tomarse el trabajo del otro con la honestidad, la sinceridad y el respeto que merece. Cada uno quiere conseguir su objetivo a toda costa, pasando por encima del otro, por encima de lo único cierto y real que les queda.

La obra nace en el lugar que por naturaleza le corresponde, una librería, lugar donde hemos visto la obra algunas personas antes de su estreno en el Teatro Lagrada. Este espacio, en este caso, ha correspondido con la Librería Cervantes y compañía de la calle del Pez, 27 de Madrid.

La propuesta escrita por Alberto de Casso Basterrechea, está dirigida por Andrea de Gregorio e interpretada por Ruth Salas y Alejandro Navamuel. La premisa de partida es interesante y actual, y la historia nos lleva a través de un camino bien marcado y trazado a ritmo pausado.

Los enfrentamientos entre Irene y Manuel, son como los que tendríamos cualquiera de nosotros en sus circunstancias, aunque se separan de la reacción general, al no dar salida a ninguna de sus discusiones, es decir, se levanta mucho la voz, pero nunca hay movimientos realmente resolutivos, solo los propios y necesarios para que la historia se siga desarrollando, algo que probablemente separa al espectador de la acción, y como efecto no resulta del todo creíble.

Dejando a un lado este detalle y centrándonos más en la relación de los dos protagonistas, es evidente que estamos ante dos personas, que a primera vista, son radicalmente diferentes, pero están unidas por unos fuertes lazos invisibles. En ese sentido, Ruth Salas y Alejandro Navamuel realizan una buena interpretación, generando en el espectador esa sensación de complicidad y conocimiento mutuo necesarios para que la acción funcione. La magia de los libros realiza el resto.

El título de la obra, no hace referencia a la relación entre ellos, como cabría pensar en un principio, sino al título de una de las obras que quieren editar como última publicación antes del cierre de la librería. El último aliento antes de tirar la toalla ante la situación de crisis en la que viven sumidos, una crisis tanto estructural, como física y anímica, dejando así patente, la falta de fuerzas para seguir luchando contra el aparente deterioro de la cultura que se ha producido en los últimos tiempos.

Aunque, no todo está perdido… pero eso tendréis que comprobarlo vosotr@s mism@s en el teatro. Una propuesta sencilla, de ritmo pausado que explota sobre el deterioro de las relaciones humanas.

FICHA:

Reparto: Ruth Salas es Irene, Alejandro Navamuel es Manuel
Autoría: Alberto de Casso Basterrechea
Dirección de escena: Andrea de Gregorio
Ambientación y composición musical: Víctor Huedo Plaza
Fotografía: Chicho
Diseño de escenografía y flyer: Cristina Valero
Diseño gráfico: francheteau.com
Producción: Antagonía