Obra de teatro con 3 actores y un busto.

A raíz de una experiencia real que nos pasó a los tres intérpretes hemos decidido plantearnos un juego entre la realidad y la ficción sin red de seguridad. Patricia no conoce a su padre, Miguel lo perdió con 14 y Eugenio con 40... ¿Cómo se vive la ausencia del padre en cada edad? ¿Se puede entender la pérdida en la niñez, en la adolescencia o en la madurez?.

A partir de anécdotas reales se irá perfilando una amistad de la que queremos hacer partícipe al espectador. Buscaremos en ellos la complicidad de alguien en quien pide confiar, alguien a quien poder contarle lo que te duele, lo que te divierte... Para terminar brindando por la salud y el carpe diem... Que, como nos dice otro amigo: "yo ya le he dado la vuelta al jamón" Es una obra con tintes de Thriller, una comedia de "bioficción"

Gómez ha sentido el vacío, el de verdad. Hace unas semanas que perdió a su padre. Una tarde que se siente con fuerzas vuelve a casa de su padre. Toca hacer limpieza. Al lado del busto del padre, encuentra una nota escrita por su padre para él. En esta nota le dice qué tiene que hacer con el busto que preside el salón cuando él ya no esté. No entiende nada, no sabe qué hacer... no se atreve a hacerlo solo. Decide llamar a dos colegas de siempre, para que le ayuden con el encargo de su padre. Gómez tiene miedo y tiene un plan. ¿Será capaz de contárselo? ¿Serán sus amigos capaces de ayudarlo?

Cada uno irá descubriendo cosas que desconocía de los demás. Ninguno de los tres tiene padre que les dé consejos, que les miren como solo un padre sabe… ese vacío es imposible llenarlo. Ese vacío que siente Gómez y que sentimos todos solo se puede llenar con la amistad, el amor, el surrealismo, los cromos de panini y el Gran Lebowski. Una historia de los peque- ños y grandes combates que hay que librar en la vida.

Comentario:

LOS TRES SIN PADRE es una experiencia teatral que transcurre en el tiempo que se tarda en hacer una tortilla de patatas. Un recuerdo hacia los padres ausentes, a partir de las experiencias personales y ficticias de tres personajes.

Cuando entramos en la sala parece que somos los invitados de una fiesta de cumpleaños, la proyección de fondo nos recuerda una típica fiesta de los niños nacidos en los años 70, 80 e incluso 90. Nos ofrecen bebida y ‘chuches’ pero pronto descubrimos que el trasfondo no es tan festivo como parecía a primera vista, entramos en la crónica de una ausencia, la ausencia del padre.

Una obra que transita por los recuerdos, las emociones, las experiencias, los momentos vividos y los deseados (esos que no llegaron a vivirse nunca), donde cada protagonista vive la pérdida de forma diferente y se abre a compartir, con el espectador, estos sentimientos.

Una propuesta colectiva donde escribir, dirigir e interpretar es un trabajo de tres personas, Patricia Benedicto, Miguel Barderas y Eugenio Gómez.  Ell@s tres dan vida a tres personajes sin padre, uno lo perdió hace un año, otro cuando tenía 13 años y ella, sufrió el abandono a muy temprana edad (3 años). Tres formas de ausencia diferentes, una llena tristeza y de nostalgia, otra de dolor calmado por el paso del tiempo y otra de rabia por los momentos no vividos y soñados.

Nuestros tres protagonistas van al piso del padre de Eugenio fallecido hace apenas un año, allí deben recoger un busto para llevárselo a otra persona, este momento tan sencillo (que es mejor realizan en compañía de amigos), es el desencadenante de todo tipo de sentimientos y emociones que serán vividas por cada uno de ellos de forma diferente, y por supuesto, nos harán participes a los espectadores de sus impresiones, motivaciones y sentimientos, arropados por una escogida selección musical, variado material audiovisual y fotografías de su propia infancia.

Tres personajes que desnudan sus sentimientos mientras cocinan una tortilla de patatas, porque ya se sabe, que las penas con pan son menos penas. Una tortilla que, por cierto, será compartida con los espectadores porque la complicidad y el acompañamiento del público es importante en esta propuesta.

La escenografía nos muestra una parte central a modo de cocina, donde se prepara la tortilla; a la izquierda (desde el patio de butacas) tenemos un espacio donde se pone la música y se proyectan los videos y las imágenes de la infancia y los recuerdos; un poco más a la izquierda tenemos un micrófono con un punto de luz donde nuestros protagonistas lanzarán sus sentimientos más profundos como si de un confesionario se tratara, a la derecha del escenario un  pequeño espacio a modo de salón o rincón de lectura donde descansar, esperar y meditar.

El trabajo actoral es cercano, honesto y comprometido, parte de ello debido a la propia naturaleza de la propuesta que se construye con las emociones y sentimientos de los actores y con otras acciones ficticias pero no por ello menos eficaces, ya que es espectador no es capaz de distinguir, en un determinado momento, que parte es auténtica y cual es pura ficción.  Una muestra de ello, es la utilización de las fotografías por parte de Patricia Benedicto y sobre todo, de la fotografía en la que aparece con su padre, un momento aparentemente feliz entre padre e hija con diferentes interpretaciones y realidades que se generan con un simple cambio del texto del pie de foto, construyendo así, diferentes versiones de un pasado imaginario.

Las personas somos únicas, pero tenemos vivencias comunes y en LOS TRES SIN PADRE vemos nuestra propia realidad (o algo parecido a ella) sin anestesia, resaltando el lado más emotivo de la ausencia, de forma cercana y natural. Narrar la vida en primera persona, y sobre todo, los acontecimientos dolorosos pero universales, conlleva un acercamiento único al público, esto hace que la distancia emocional entre actor y espectador se vuelva muy estrecha y más, cuando el espectador puede participar de forma activa en algún momento.

Y aunque cada uno vivimos la perdida de una manera (y por supuesto, hay maneras que no tratan en esta propuesta), lo importante es la forma en que las personas nos enfrentamos a la pérdida de un ser querido, los sentimientos, los rencores, los recuerdos, que dejan en nuestra mente y en nuestros subconsciente. La sensación de desamparo, la certeza de que nada volverá a ser igual, de que tu vida ya no será la misma, las preguntas que se generan como  ¿Qué queda de ellos en nosotros?, etc., son propias de la naturaleza humana.

Una propuesta honesta y más o menos agridulce dependiendo de la experiencia personal de cada espectador. De ritmo cambiante, a veces lento, a veces rápido, dependiendo de los momentos de meditación, improvisación e interacción de los actores. Una propuesta que se sale del formato habitual y que no intenta ofrecernos una gran obra de teatro, sino hacernos partícipes de una experiencia emocional basada en la figura del padre ausente.

FICHA:

Autores, directores e interpretes: Patricia Benedicto, Miguel Barderas y Eugenio Gómez.