El teatro del Arte programa a la autora y Dramaturga, Griselda Gambaro con la obra ‘DE PROFESIÓN MATERNAL’ con dirección de Marta Álvarez del Castillo y Luis Quinteros e interpretada por Marta Álvarez del Castillo, María de Tito y Natalia Moya.

Todas las familias tienen sus secretos, madres autoritarias, sobreprotectoras, padres ausentes, hij@s díscol@s, etc. Ahora conoceremos un núcleo familiar cuyo pasado vuelve para cobrarse su precio.

Sinopsis: Una hija abandonada se encuentra con su madre después de 34 años, en este acontecimiento se desatan los secretos, las excusas, los motivos por los que Matilde no ejerció como tal. Se pone en tela de juicio la existencia del instinto materno.

Comentario:

La dramaturga argentina Griselda Gambaro es la autora de este texto dramático que nos sumerge en el reencuentro entre una madre ausente y una hija abandonada llena de rencor. Un relato sobre el abandono y la ausencia del supuesto ‘instinto maternal’.

La dirección de la obra corre a cargo de Marta Álvarez del Castillo y Luis Quinteros al que conocemos por propuestas tan sugerentes como ‘FRAGILXS. Reconstrucción Ficcional de la Memoria’ y 'PAR(T)IDA', obras que indagan en la naturaleza humana, en la desmembración y la reconstrucción familiar, la reconciliación y el perdón.

Ahora, nos encontramos frente a Matilde, una madre dura, fría y ausente en la vida de su hija Leticia pero, tal y como ha comentado, en alguna entrevista, la propia Griselda Gambaro, ‘Matilde no es mala, está despojada del instinto maternal’. Sin embargo, su abandono ha tenido unas consecuencias psicologías profundas en su hija.

La obra, de protagonismo femenino, está interpretada por las actrices, Marta Álvarez (Matilde, la madre), María de Tito (Eugenia, la pareja de Matilde) y Natalia Moya (Leticia, la hija). Un triángulo que se entrelaza, en un encuentro que nada tiene que ver con lo que se podríamos esperar de un reencuentro entre madre e hija.

Y es que, el mismo título de la obra nos ofrece pistas, ‘DE PROFESIÓN MATERNAL’, sobre todo para aquellos que piensan en la maternidad como algo que nace de un sentimiento de amor, etc., pero al asociar la maternidad a una profesión, pensamos en el acto del cuidado de la prole tradicionalmente asignado a un género, donde la palabra 'profesión' supone (entre otras cosas), cierta obligatoriedad en el acto del cuidado. Aunque, en este caso, no funciona ni ha funcionado entre Matilde y Leticia, ya que no existe un vínculo afectivo entre madre e hija.

Y es, precisamente de esto, de la familia, de los roles, de las relaciones personales y de pareja, de la homosexualidad y su reconocimiento, de los problemas de comunicación y entendimiento, y de la falta de la capacidad de amar, de lo que nos habla esta obra. Todo un compendio de emociones y sentimientos contenidos en una pequeña obra de teatro.

Una obra, que expone de forma dura y sin omitir reproches, los conflictos éticos, morales e incluso físicos de ser madre, pero también los de ser hija y los de ser pareja, y de las consecuencias de asumir (o no) la maternidad, y como enfrentarse (en el caso de la hija) al abandono, al rencor, al dolor y puede que al perdón.  Dando importancia, entre otras cosas, al conflicto entre hacer lo que se espera de nosotros o hacer lo que queremos de verdad, pagando el precio que esto supone.

La obra enfrenta a dos mujeres fuertes y duras (madre e hija) con la presencia de una tercera mujer que juega un rol reconciliador y apaciguador, y que hará que todas ellas tengan que revisar sus planteamientos ante su aparente imposibilidad de entendimiento, y la existencia de un profundo resentimiento.

La escenografía creada por Itziar Hernando nos presenta pocos elementos pero suficientes para recrear una vivienda austera y anclada en un clasicismo que ahora consideraríamos ‘vintage’. El trabajo interpretativo de Marta Álvarez (Matilde), María de Tito (Eugenia) y Natalia Moya (Leticia), es correcto y entregado, los tres personajes están bien definidos y bien marcados por la dirección. El enfrentamiento entre madre e hija es, obviamente, donde se encuentra la mayor carga dramática, donde Marta Álvarez da vida, de forma efectiva, a esa madre que no se arrepiente de las decisiones tomadas y que se encuentra ante una extraña, y donde Natalia Moya, nos deleita con un personaje lleno de rencor que, en ocasiones, se muestra muy cruel. María de Tito recrea a un gallega creible y cercana, claro que, 'de casta le viene al galgo'.

Toda la obra se mueve a ritmo lento y pivota de un lado al otro del amor, la necesidad y del odio, descubriéndonos un final que, como muchos de los momentos de la obra, posee una doble lectura, una lectura esperanzadora y otra que se aproxima más a la propia necesidad humana de sanación personal, cada espectador que escoja o no, porque cualquier final es oportuno, así como dejarlo abierto a las dos interpretaciones.

Una propuesta interesante, con un buen texto por el que Griselda Gambaro recibió el Premio Clarín en 2006 en la categoría de ‘Mejor Autor Argentino’. Con interpretaciones, que expresan sentimientos y emociones duras pero, no exentas de poética. Una propuesta sencilla en sus formas y aguda en su fondo, digna y coherente, que merece la atención del espectador.

FICHA:

Autora y Dramaturgia: Griselda Gambaro
Direccion: Marta Álvarez del Castillo y Luis Quinteros
Intérpretes: Marta Álvarez del Castillo, María de Tito y Natalia Moya
Diseño de iluminación: TDA y Daniel Bosio
Diseño de escenografía, vestuario,atrezzo : Itziar Hernando
Creación audiovisual y Espacio sonoro: Víctor Rodríguez Ruiz