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TEATRO
EL MERCADER DE VENECIA
de William Shakespeare.

La compañía, que cumple esta temporada 20 años desde su primer espectáculo, se ha dedicado los últimos tiempos al repertorio shakesperiano con una pasión y una alegría que logran transmitir a los espectadores en cada función. 

Tras Hamlet, Noche de reyes y Otelo, reafirman su pasión por el bardo inglés. En El mercader de Venecia el espectador puede encontrar muchos asuntos que podrían pertenecer a la historia o a la ficción, pero que recuerdan, inevitablemente, a la propia vida. Desde los actos más nobles a las conductas más oscuras, esta obra es un crisol que contiene a la humanidad al detalle; sin personajes monocromáticos ni ejemplarizantes.  

Ha sido adaptada en numerosas ocasiones al cine, a la televisión y a la ópera. Una obra en la que se supone que el amor, todo tipo de amor, triunfa sobre la crueldad y la malicia, una  conclusión muy del gusto renacentista. La mezcla de géneros convierten el argumento dramático en un eficaz instrumento para entretener y apasionar al espectador, y así del momento más dramático podemos pasar al más distendido en la misma escena.

Es un canto a la belleza y a la inteligencia, a la sensibilidad frente a la rudeza, al desinterés ante la codicia. Una obra en la que la manera de mirar el mundo que se nos propone puede ser optimista frente al interés y a la obsesión por el dinero que parece gobernarlo todo. Una obra para todas las épocas. Una Producción de Noviembre Teatro

Comentario:

El mercader de Venecia de William Shakespeare, llega a las Naves del Español de la mano de Eduardo Vasco y la compañía Noviembre Teatro, una obra moderna para su época, que en la actualidad mantiene en su interior parte de su vigencia, pero en la superficie evidencia el poso que deja el paso del tiempo.

El mercader de Venecia expone varios temas, es una historia de amor costumbrista donde el honor y la amistad envuelven toda la propuesta, pero además la obra destaca el papel de la mujer que se muestra desenvuelta y resolutiva en la consecución de sus propósitos, aunque tenga que hacerlo disfrazada de hombre…  Además de los temas anteriores, existe un gran peso dentro de la obra, la presencia de Shylock, el prestamista, el que cobra intereses abusivos por sus préstamos aplicando clausulas ‘legales’, aunque no por ello dignas ni justas. Aquí, entramos en el más que popular y actual tema de la pérdida de los bienes, de los desahucios y la aplicación de cláusulas injustas amparadas por la ley, pero que atacan frontalmente a la dignidad de las personas. Cualquiera puede realizar sin ningún problema la analogía de cuál sería la figura o figuras actuales que sustituirían a Shylock….

Pero existen otros temas que rodean al personaje de Shylock, sus creencias, el ser diferente, ser de otra cultura, por lo cual es tratado de ‘otra forma’ e incluso castigado y repudiado, un antisemitismo que tiene más fuerza que el odio que le procesan el resto de personajes por su profesión de usurero. Y es justamente aquí, en los insultos al personaje y en su tratamiento donde más he notado distancia y envejecimiento de la historia, claro que es una percepción totalmente personal.

Sobre el escenario una gran tarima, larga y estrecha sobre y alrededor de la cual se va desarrollando la acción, los actores raramente abandonan la escena y se sitúan en los aledaños, dando así acción y vitalidad a las escenas. Un piano recrea los momentos más románticos interpretando música en directo.

Amor, romanticismo, honor y el consabido juego de los cobres de oro, plata y bronce rodean a los personajes principales, junto a un ambiente festivo y divertido que juega con una mezcla de la época romántica y con otras referencias más modernas. Todo bien, interpretaciones correctas y desarrollo que se deja ver con gusto, sin más sorpresas que unas buenas interpretaciones unidas a un buen vestuario y un buen juego interpretativo, dinámico y resuelto que incrementa su dinamismo con el solapamiento intencionado de escenas. Todo tan correcto y jovial como cabría esperar.

Llega la parte menos romántica y más cruenta y sobre el escenario aparece un Arturo Querejeta para quitarse el sombrero, ‘Shylock’ es a todos los efectos el personaje con más fuerza de la historia, no solo por reivindicar hasta la saciedad el pago de su contrato, una libra de carne (carne del propio Antonio, el mercader veneciano, en el caso en que éste no cumpliera con los términos de la devolución de un préstamo), sino por pronunciar uno de los monólogos más conocidos y reconocidos por todos, en la historia del teatro:

‘Ha arrojado el desprecio sobre mí, me ha impedido ganar medio millón; se ha reído de mis  pérdidas, se ha burlado de mis ganancias, ha menospreciado mi nación, ha dificultado mis  negocios, enfriado a mis amigos, exacerbado a mis enemigos, y ¿qué razón tiene para hacer  todo esto? Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos,  órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos  alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los  mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un  cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos cosquilleáis, ¿no nos reímos? Si nos  envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?

Si nos parecemos en  todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un judío insulta a un cristiano, ¿cuál será la  humildad de este? La venganza. Si un cristiano ultraja a un judío, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del judío, si quiere seguir el ejemplo del cristiano? Pues venganza. La villanía que me  enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis  dado’.

En general, la obra posee buena factura, y el mensaje sobre el usurero, la ley y la justicia puede hacer reflexionar a todo aquel que esté dispuesto a ello, aunque personalmente me resquema la sensación de notar un paso del tiempo que no había sentido en otras versiones de esta misma obra.

Pero una cosa queda clara, los casi 20 años de andadura de la compañía Noviembre Teatro se notan y mucho en el montaje, la profesionalidad con la que afrontan el repertorio shakesperiano deja su huella y eso es algo que no puede pasar desapercibido.

FICHA:

Shylock   Arturo Querejeta
Bassanio     Toni Agustí
Porcia   Isabel Rodes
Antonio   Francisco Rojas
Graciano   Fernando Sendino
Lanzarote   Rafael Ortíz
Lorenzo   Héctor Carballo
Yésica   Cristina Adua
Nerissa   Lorena López
Pianista   Jorge Bedoya

Dirección: Eduardo Vasco
Versión: Yolanda Pallín
Vestuario: Lorenzo Caprile
Escenografía: Carolina González
Iluminación: Miguel Ángel Camacho
Música: Eduardo Vasco
Ayudante de dirección: Fran Guinot
Colaboración especial: José Luis Massó
Fotografía: Chicho
Gráfica: Millán de Miguel
Producción: Miguel Ángel Alcántara
Espacio: Naves del Español

 

POR:
ESTRELLA SAVIRÓN (alias A golpe de efecto).
Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión de la cultura de una forma veraz e independiente. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño.
FOTOS: No
FECHA: Noviembre 15

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EL MERCADER DE VENECIA.

DONDE: NAVES DEL ESPAÑOL
Matadero Madrid
Centro de Creación Contemporánea
Plaza de Legazpi, 8. Madrid.

CUANDO: Desde el 12 de noviembre 2015 al 13 de diciembre 2015.

 

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