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DIGNIDAD. |
Un viaje a las entrañas de la política, que traslada a los espectadores a un despacho de cualquier partido político. En él, dos hombres, cerca de alcanzar el poder, tras años de dedicación a la política, ponen al descubierto sus deseos, ambiciones, ilusiones y miedos. Lo que en un primer momento es una distendida reunión improvisada, acaba convirtiéndose en un tenso intercambio de reproches. “Un despacho en la sede de un partido político. Dos hombres, que comparten unas ideas, aspiran a hacerse con el poder. A priori para cambiar aquello que no funciona. Representan la esperanza, la ilusión, el cambio para una sociedad cada vez más desencantada con la política y todo lo que la envuelve. |
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Sin embargo, una cosa es la realidad que el ciudadano ve en su casa, en la televisión, a través de los filtros a los que se somete la información y otra, bien distinta, es la realidad desconocida en la intimidad de un despacho, aquí convertido en una especie de ring, metáfora de la arena en la que miden sus fuerzas los luchadores, donde estos dos hombres, que han caminado juntos, unidos con el devenir de los años por una sólida amistad, están a punto de destapar: que el poder, sólo por la presumible proximidad a la que se encuentran de él, les está transformando alejándoles peligrosamente. Sin embargo, este no es un texto sobre política. O mejor dicho, no es un texto que hable exclusivamente de política. Sí quise, o esa era mi intención como autor, escribir un texto sobre la amistad, sobre cómo le afectan a esta las ambiciones a nivel individual, una de mis obsesiones como autor. ¿Hasta dónde está el ser humano dispuesto a llegar a cambio de lograr las metas que un día se marcó? Por ello no pretendo aleccionar, ni moralizar, ni siquiera denunciar cómo funciona el sistema, pues nadie soy para ello. Eso, además, con una mirada rápida a la prensa diaria queda a la vista. Confieso haber revisado, eso sí, mis creencias respecto a mi fe inquebrantable en la democracia como única vía posible para solucionar los problemas de la sociedad en su conjunto y del individuo en particular. Renovada está ahora, más que nunca, mi fe en la democracia. Por todo ello insisto, una vez más, en decir que esta es una historia sobre la amistad. Sí, la amistad y el desencuentro entre dos amigos al cuestionarse, cada uno de ellos, qué debe prevalecer en un momento crítico, la fidelidad al compañero, a pesar de los pesares, o su dignidad individual. ¿A quién traicionar, al amigo que te acompañó hasta aquí o a la idea que vertebró tus creencias más profundas?” Ignasi Vidal, autor y coprotagonista de Dignidad. Comentario: Dignidad, que bonita palabra y cuantas cosas implica, en los tiempos que vivimos es una palabra casi maltratada, cuando alguien apela a la dignidad siempre hay voces que le acusan de demagogia, pero si existe un ámbito donde esta palabra debería ser subida a los altares es en la política, así llegamos a un debate, a un cara a cara que enfrenta a la conciencia, el honor y la libertad personal frente a la amoralidad más descarnada, frente al lobo disfrazado de cordero, solo delatado por su inmenso apetito de sangre. Ignasi Vidal es el autor de este texto, además de ser uno de los actores protagonistas junto a Daniel Muriel. En esta ocasión, la dirección está en manos de Juan José Afonso y digo en esta ocasión ya que Ignasi Vidal hace doblete en la cartelera teatral de Madrid con ‘El Plan’, donde además de autor del texto se hace cargo de la dirección. En ambos casos, Ignasi Vidal demuestra ser un hábil espectador y conocedor de la naturaleza humana, y un excelente comunicador que sabe plasmar muy acertadamente lo que ve y construir historias absolutamente creíbles a partir de ello. Ignasi Vidal nos presenta un análisis acido a la par que actual de la política enfrentando dos posturas antagónicas, el uso de las instituciones para el bien común frente a su uso para el bien propio, pasando por encima de quien haga falta y como haga falta. Con una envoltura política entramos en un intenso debate sobre el juego del bien contra el mal, aunque es más bien la honestidad frente a la corrupción. Como espectadores que nos encontramos frente a esta obra, no solo nos preguntamos si es compatible la política y la moral, también nos sorprendemos (o no) ante como el poder es capaz de cambiar y corromper a las personas, siendo algunas de ellas capaces de traicionar sus ideas, a sus amigos e incluso a ellos mismos. La obra tiene mucho para debatir y sabe terminar muy arriba, ya el final no tiene desperdicio, pero es justo reconocer que en algunos momentos, sobre todo la parte inicial, que pretende contextualizar la acción y presentar los personajes, se siento algo espesa por lo reiterativo de las explicaciones, que en la situación actual, se sienten más que conocidas, aunque es algo circunstancial que da paso a un interesante desarrollo. ¿Dónde quedó la dignidad? Pues en este caso, que el espectador decida, argumentos va a tener y muchos, y de alta calidad, no solo por el texto, también por la acertada dirección de Juan José Afonso que dota a la obra de una atmosfera muy especial. Poco movimiento corporal pero muy bien estudiado, con una avalancha de información que va cayendo poco a poco pero inexorablemente, para situarnos en la moral o falta de ella de los protagonistas. Con apenas dos sillas, una mesa, un gran anzuelo triple a modo de perchero (indudablemente aquí hay mucho que pescar), una gran alfombra blanca de contorno negro que marca las huellas al paso de los protagonistas y un gran tablero con las siglas del partido (DD) que esconde el mueble bar y algunos importantes secretos que serán desvelados a lo largo de la obra; se crea el espacio perfecto, un despacho donde sacar lo mejor y lo peor de la naturaleza humana, frente a unos espectadores testigos atónitos (nunca incrédulos) ante el desarrollo de los acontecimientos. Ignasi Vidal frente a Daniel Muriel, Daniel Muriel frente a Ignasi Vidal, conciencia frente a falta de moralidad; la amistad y la moral frente al ‘beso de judas’. Defender lo indefendible incluso cuando existen pruebas evidentes de ello…. Ignasi Vidal y Daniel Muriel realizan un buen trabajo interpretativo, ambos dominan a la perfección el espacio escénico en una obra donde hay muy poco espacio para otra cosa que no sea la palabra. La obra se concentra en los dos protagonistas y en sus acciones. Todo ello gracias a que ambos personajes están perfectamente construidos y definidos, uniendo a ello unas interpretaciones impecables. Ignasi Vidal da vida al Secretario de Organización de un partido político (DD) que prepara sus primarias y que tiene visos de ser firme candidata a la presidencia. Un personaje con poder, que maneja los hilos internos (al menos administrativos) del partido, pero con una vida personal complicada, está ante un conflictivo divorcio y manteniendo diversas adicciones. Pero este personaje tiene una cara y una cruz. Daniel Muriel es el presidente del partido, cabeza visible y político de carrera es la imagen del cambio, sin embargo, no quiere continuar, el cansancio y el desencanto han hecho mella, pero antes de decir ‘adiós’ tiene algunos ‘asuntos’ que resolver........ Todo un enfrentamiento, donde la dignidad, pero sobre todo la amistad son puestas a prueba, con el acierto de un final inesperado, que ocurre una vez que los actores desaparecen de escena y se pone en marcha una proyección. Atentos que no tiene desperdicio. FICHA: Dirección: Juan José Afonso
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ESTRELLA
SAVIRÓN (alias A golpe de efecto). Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión de la cultura de una forma veraz e independiente. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño. |
FOTOS: | © Estrella Savirón |
FECHA: | Abril 15 |
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