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LOS
NIÑOS PERDIDOS. |
La
Sala Cuarta Pared de Madrid presenta dentro de la Trilogía
de la Memoria: Los niños perdidos. Cía. Micomicón.
“Sin memoria no hay mañana, sin memoria no hay
avenir.” Del 22 al 26 de enero de 2014. Los niños perdidos habla sobre un episodio negro en nuestra historia más reciente: la de los niños muertos o desaparecidos en cárceles, trenes o albergues religiosos y del Auxilio Social. |
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Tres niños (Lázaro, Marqués y Cucachica) escondidos en el desván del orfanato reciben la visita de una inquietante monja ciega. Entre momentos de ternura, de humor, de tragedia y de esperpento, donde lo tierno se mezcla con lo grotesco, la vida con la muerte y el terror con la comedia, los cuatro personajes irán desenmarañando la siniestra madeja que rodea a los desaparecidos y a los olvidados de la España franquista. Comentario: Antonio Verdú, Manuel Agredano, Marcos León y Mariano Llorente vuelven a meterse en la piel de unos personajes que muestran el lado más oscuro de nuestro pasado reciente. Haciendo gala de una excelente dramaturgia se nos muestra a cuatro niños, víctimas del Auxilio Social encerrados en un desván polvoriento, sucio y olvidado. Niños asustados y separados de sus familias que pasan su tiempo y calman su miedo y su hambre repitiendo consignas, cantando himnos, disfrazándose y jugando con lo que encuentran en el desván. Cuatro adultos se ponen en la piel de estos niños que nos muestran con su inocencia propia y el lenguaje, gestos y modos de la época, su vida en este espacio olvidado, su miedo a las personas que ejercen el poder sobre ellos y que muchas veces les maltratan, esas monjas terribles que les desprecian por ser hijos de republicanos encarcelados o asesinados. La obra empieza con un ritmo lento y a medida que evoluciona va ganando en solidez, riqueza del texto y situaciones y tono dramático. Un homenaje a todos las victimas y en este caso a las más inocentes, los niños perdidos. La escenografía de Arturo Martín Burgos nos mantiene en todo momento dentro de este desván y junto con la iluminación de Luis Perdiguero crean un ambiente oscuro, sórdido, por momentos aterrador. Con algún toque de humor nos deslizamos por las vidas y las vivencias de estos pequeños que nos cuentan entre juegos y risas sus tristes vivencias, la perdida de sus seres queridos, su desarraigo y los peores momentos vividos. El viaje de los niños en un tren de ganado para ser trasladados al hospicio no tiene desperdicio, un viaje que los niños cuentan con la normalidad y inocencia con que solo ellos saben contarlo, pero que hace que te llore el alma. El final, duro y fuerte, empieza a ser predecible antes de llegar pero no por ello es menos impactante. Una historia que traspasa el tiempo y el espacio para cerrar episodios de nuestra historia nunca cerrados y recordar a esos pequeños que sufrieron en sus carnes el odio de los adultos. Una obra llena de matices que necesita de los ojos del espectador, una parte de la Trilogía de la memoria imprescindible para los amantes del buen teatro. Compañía Micomicón
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Por: Estrella Savirón. Fecha de pase: Enero 14. | ||
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