Una historia de crisis-ficción, de Carlos Pontini, interpretada por el propio Pontini, Antonio de la Fuente y Rakel González. Con Música original de 'Vengo, toco y me voy'; diseño de iluminación de Javier Gutiérrez; dirección de Juanma Cifuentes; fotografía y cartel Raúl Martínez, y producción de Coolturetas.

'Bansia' es una tragicomedia inspirada en el caso real de uno de sus actores y autor de la obra. En el año 2010 el Ayuntamiento de Madrid le expropio su piso en el Barrio de Lavapiés. A día de hoy no ha recibido ni 1€ a cambio, por tanto sigue pagando la hipoteca al banco y la demolición del edificio, unos 30.000€. Esta obra es su forma de protestar. Más información aquí.

Sinopsis: Milos, un inmigrante serbio afincado en Madrid desde el final de la guerra en su país, acude a su sucursal de Bansia, dirigida por la joven y atractiva Elena, para comprobar que su casa y posiblemente el resto de sus bienes presentes y futuros van a ser embargados por la entidad.

Elena, atraída por su cliente, intenta ayudarle y se reúne con Alberto Trigo, ex político y presidente de la reunión de bancos y cajas de ahorro Bansia, con quien mantiene una aventura y a quien debe su rápido ascenso en el banco.

Alberto por su parte también se encuentra en una situación desesperada pues está siendo investigado por estar al frente del mayor cataclismo bancario de la historia de nuestro país, el cual nos puede llevar al rescate y al hundimiento de nuestro sistema financiero.

Estos tres personajes, revelan visiones muy diferentes acerca del momento histórico en el que nos encontramos, dadas las cartas que a cada uno le han tocado en la partida, pero sorprendentemente necesitan unos de otros de una forma exasperada para cumplir sus objetivos, para sobrevivir en esta crisis económica pero también de valores, a la que encarnan paradigmáticamente.

Comentario:

Bansia, una obra con un juego de palabras bastante reconocible, donde Carlos Pontini usa su propia experiencia personal para forjar una tragicomedia donde la realidad supera la ficción.

Existen muchos puntos de unión entre la obra y la vida real de cualquier persona, sobre todo en los actuales tiempos que vivimos, y concretamente en la vida del propio autor que con humor, amargura y un puntito negro pone cara y voz a tres personajes que viven la crisis de forma muy diferente.

Tres personajes con tres historias que han llegado a un punto de inflexión, consecuencia de sus acciones, que marcarán el rumbo de sus vidas. Un depredador, ex político que dirige una entidad bancaria a punto de ser rescatada; un pequeño empresario, trabajador y padre de familia a punto de ser desahuciado con la perspectiva de quedarse sin nada, o mejor dicho con una deuda imposible de pagar, que crece día a día y sin perspectivas de solución. Y por último, el nexo de unión de esos dos personajes, la directora de una sucursal, joven, ambiciosa y preparada mujer, que hará lo que sea necesario para conseguir sus fines, representante de una nueva generación competente pero de la que todavía no sabemos, cuales son sus ambiciones finales, sus metas, sus valores, y que estarían dispuestos a hacer para conseguir sus objetivos.

Aunque el texto se mantiene en la superficie y maneja algunos tópicos, Carlos Pontini plantea un interesante debate, en tono de humor, sobre cada uno de los personajes. Estos tres personajes analizan sus motivos, sus circunstancias y su grado de responsabilidad ante su situación, una responsabilidad de todos, unos por confiados, otros por depredadores, y también, la responsabilidad de una sociedad que en general, ha hecho la vista gorda o ha sido demasiado tolerante o permisiva frente a la picaresca, el robo, el abuso de poder, etc.

Pero llegados a este punto, la obra de un vuelco y de repente estamos frente a un thriller, donde el cazador va a ser cazado, y no, no es lo que imagináis.

Todo ello con drama, humor, romanticismo, música y canciones, y es que nuestros protagonistas además de narrar, dialogar, bailar y robar, también cantan, con mayor o menor suerte, así que hay para todos los gustos. (Personalmente hay una canción en medio de la obra dedicada a Bansia que me descuadro bastante).

En general, la obra es entretenida, no ofrece lo que en principio parece evidente y eso se agradece, tiene espacio para el juego con el espectador, y se redondea con buenas interpretaciones, frescas y con alto grado de complicidad. Además te da para un rato de charla con los amigos :-).