Flotadores, agua y peceras. Únicamente con estas herramientas Juancállate, aparece en el escenario para llevar a cabo un “memorium” sobre Houdini (ya saben, el tipo que se metía bajo el agua cargado de cadenas y que siempre salía a tiempo….menos la última vez). Y empieza el espectáculo de humor absurdo y de extraña diversión donde no están nada claros los límites entre ficción y realidad, y donde los espectadores se ven obligados a ser cómplices del actor y a convertirse (o no) en Houdini. Todo el espectáculo parte de una idea común: desorientar al personal para conseguir con este desconcierto y una buena dosis de absurdo, una hora de humor, de diversión y, por momentos, de catarsis. En definitiva, muchas carcajadas, muchas risas y no menos tensión

Comentario:

Con la disculpa de homenajear a Houdini, Juancállate (Joan Estrader) comienza una disparatada sucesión de juegos de palabras que se mantienen durante todo el espectáculo, además de otro tipo de juegos de cartas, malabares, etc.

Todo el espectáculo dispone un buen ritmo, con mucho sentido del humor. Eso sí, más que un espectáculo de magia es un cabaré de humor con participación del público en algunos momentos, sin llegar a ser algo forzoso ni vergonzoso, lo que siempre se agradece.

Con elementos simples Juancállate (Joan Estrader) se presenta solo en el escenario y entretiene al público con sus números, sus explicaciones disparatadas, su peculiar uso del lenguaje y sus dobles sentidos. Una buena dirección por parte de Cristina Medina.

Un espectáculo para disfrutar con los amigos siempre que estés dispuesto a reir.