“Solo el plácido acostumbramiento de lo cotidiano, lo banal, lo mínimo, parecen poder echar un velo sobre lo que bulle en profundidad, sobre la confusión y el desorden, el aislamiento y la incomprensión. Sabiduría, educación, humanidad y capacidad de sacrificio son valores casi inexistentes, negados a este grupo actoral campestre de idiosincrasia muy peculiar. Parecen sentir y decidir: es mejor desentenderse y no interferir en el curso de la historia, consumiéndose, destruyéndose… Una pregunta flota en la obra: ¿se podría intentar evitar ese despojo espiritual y permitir que fluya libremente el alma? Yo todavía tiendo a pensar en la función benéfica y sanitaria -¿por qué no?- de la creación y en la actitud del hombre en esa creación. Obviamente una presentación del problema sin su correspondiente solución". Daniel Veronese

Al entrar en el teatro los actores se encuentran charlando en escena, esperando que todo el mundo se coloque en sus asientos, como uno más que espera para la función comience, para que la vida continúe. Ya hemos visto otras veces este comienzo que al principio desconcierta algo al público pero resulta original.

Esta nueva propuesta de Daniel Veronese da comienzo, hace poco que pudimos disfrutar en Madrid de otro montaje del director Argentino “Quién teme a Virginia Woolf?” que paso por el Teatro La Latina con Carmen Machi (Martha), Pere Arquillué (George), Mireia Aixalà (Honey), Ivan Benet (Nick), disponéis de la crítica, pase gráfico, etc., en esta misma página.

En esta ocasión, Veronese nos ofrece una adaptación de La gaviota de Chéjov, actualizada y algo resumido, aunque manteniéndose bastante fiel al texto original. Durante aproximadamente una hora y media todos los actores entran y salen de escena con un ritmo bastante fuerte. En esta obra todos los integrantes aman de forma apasionada pero siempre a personas que no les corresponden, lo que convierte sus vidas en un infierno, en un cúmulo de desesperación y tristeza. Son personajes que persiguen en sus vidas cosas que no puede conseguir, son seres maltratados y que al mismo tiempo que maltratan.

Un reparto muy televisivo, aunque la mayoría de ellos no fueron elegidos directamente sino que salieron de un casting realizado para la ocasión, todos ellos están correctos, no resaltaría a nadie en especial.

Las escenas transcurren una tras otra, con saltos temporales a veces difíciles de seguir ya que solo se puede saber por los diálogos de los actores, ya que la escenografía, vestuario, luces, etc., se mantienen constantes durante toda la función. La alta carga emocional de algunas escenas se ve cortada por diálogos más cómicos que intentan dar un aire diferente a la obra, pero que producen una ruptura de la emoción y el ritmo del espectador.

Siendo una obra recomendable, sobre todo para los más fans del numeroso elenco, emocionalmente no acaba de cuadrar y conseguir el efecto que el espectador espera. La gaviota vuela, pero poco.

Dirección: Daniel Veronese
Actores: Malena Alterio, Diego Martín, Miguel Rellán, Pablo Rivero, Marina Salas, Malena Gutiérrez, Aníbal Soto, Alfonso Lara, Susi Sánchez y Ginés García Millán
Iluminación: Sebastian Blutrach
Vestuario: Ana Garay
Duración: 1h. 30min. (aprox.)
Escenografía: Alberto Negrín
Ayudante de dirección: Adriana Roffi
Una producción de Producciones Teatrales Contemporáneas y Sebastian Blutrach.