5 horas con Mario, texto de Miguel Delibes que durante dos años ha estado de gira por toda España con Natalia Millán como protagonista, y que ahora se puede ver en el Teatro Arlequín de Madrid a partir del 12 de septiembre y que estará en cartel durante cinco únicas semanas.

Natalia Millán es la primera actriz que interpreta el papel de Carmen Sotillos después de que Lola Herrera lo interpretara durante prácticamente 30 años, una apuesta realmente arriesgada, ya que Lola Herrera dejo el listón muy alto. Pero no podemos comparar entre una y otra, ya que las dos son magníficas actrices, y uno de los aciertos de la obra es haber cambiado la personalidad de la misma más adaptada a la actriz que interpreta.

En este sentido, Lola Herrera con un tono más dramático y visceral interpretaba una Carmen Sotillos desolada por la pérdida, mientras que Natalia Millán, mucho más contenida, habla con Mario en una conversación de tu a tu, con la seguridad de saber que aunque seas totalmente sincera y franca, solo será un desahogo, ya que por la otra parte, por mucho que ella quiera, nadie va a contestar.

Y así, Natalia Millán, pasea su voz sobre toda la fuerza del texto de Delibes, dando vida a Carmen Sotillos, a sus frustraciones, su soledad, las imposiciones sociales de la época, la hipocresía de la sociedad, la angustia, el miedo, etc. Un texto que es lo primero ya que su fuerza lo convierte en el protagonista indiscutible, con momentos que te hacen reír y otros que te transportan a la tristeza y después la actriz, el lucimiento personal y en este caso Natalia, con su voz suave y lineal representa sin duda el prototipo de mujer de la época. Una sorpresa muy grata.

Estamos en Marzo de 1966. Carmen Sotillo, a los 44 años, acaba de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y la familia se han retirado, ella sola vela durante la última noche el cadáver de su marido e inicia con él un monólogo-diálogo en el que descubrimos sus personalidades y los conflictos de su matrimonio.

Durante prácticamente una hora y media, Natalia hace frente a un monologo intenso, en esta ocasión Natalia esta sola, ya no al final de la obra no aparece el hijo como estábamos acostumbrados a ver en versiones anteriores.

La directora Josefina Molina y el productor, José Sámano, repiten en sus funciones y en este caso, con cambio de actriz. La escenografía sencilla, pero suficiente, y la luz, como elementos que marca la pauta de los sentimientos, se va haciendo más fuerte o más tenue según marca el dialogo de Natalia en escena.

Una nueva Carmen Sotillos llega a la escena teatral para dar una nueva visión del texto de Delibes.

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