La trama se centra sobre Bruto y su lucha sicológica sobre el patriotismo, honor y amistad. Aunque una segunda lectura de la obra podría también entrever ambición y sucumbir a la adulación por parte de Casio y su séquito. La archiconocida frase ¿Bruto, tú también? dicha por Julio César en el acto tercero cuando es asesinado marca el final de la guerra interna de Bruto, decantándose por la traición personal a favor del supuesto beneficio para la nación (tergiversado por las manipulaciones de Casio) y la aparición de Marco Antonio como papel antagonista de Bruto.

El uso de los discursos al pueblo para justificar y recriminar las acciones emprendidas refleja la preocupación del autor sobre el vacío del poder y la manipulación de la opinión pública, la cual es fácilmente maleable. En el contexto histórico de la aparición de la obra Isabel I estaba ya desgastada y al no nombrar un sucesor se entrevía el peligro de una guerra civil, tal y como desemboca las acciones de Bruto; lamentablemente Julio César no pierde importancia y paralelismo con la situación política actual en varios países.

La representación que nos ofrece la compañía El Laberinto en el teatro Galileo transmite toda la fuerza y garra de la obre del inmortal autor. La adaptación de Fernando Sansegundo es más que correcta y elenco de actores y actriz están a la altura de la misma. Cabe destacar muy favorablemente la actuación de Casio el cual se debate entre la ambición y la amistad que profesa a Bruto y Candela Serrat la cual interpreta los papeles de Calpurnia y Portia ( y alguno más).

El recurso de los bailes para representar luchas y sueños de dinamismo a la obra y la escenografía recuerda a las gradas de un senado o parlamento.

En resumen, una excelente aproximación a Julio César, bien dirigida, correctamente interpretada en general que hace ver al espectador la representación de la ambición, el honor (algunas veces mal entendido), la traición ,el engaño, la venganza y el remordimiento.