Daniel Calparsoro, el director, nos comenta que “Invasor” es bastante fiel a la novela de Fernando Marías aunque se permite cambiarle el género. De este modo pasa de ser un melodrama reflexivo e intimista a ser un thriller de acción. El protagonista se encuentra ante el dilema de asumir sus responsabilidades y no caer en la corrupción moral tan común en nuestros días.

Las escenas bélicas se rodaron con los colores del desierto y un cierto aire de aventura, además de mucha cámara en mano. En cambio las que se rodaron en la ciudad son más sobrias, con traveling lento y predominio del gris. Este contraste se mantiene todo el tiempo hasta acercarse el final. Entonces los colores invaden también la ciudad dando a entender que el eco de la guerra ha llegado hasta ella.

La verosimilitud de todo cuanto ocurre es vital, el objetivo de Calparsoro es llevar al espectador hasta el filo mediante el uso de un tono realista y creíble. Ahí el mayor mérito radica en el trabajo de los actores ya que las cámaras están simplemente al servicio de éstos.

El papel protagonista recae sobre Alberto Ammann, que se empapó de reportajes bélicos y de imágenes de militares en el exterior. A pesar de que los estadounidenses son los reyes de este género, asegura que no tomó como referente ningún modelo de Hollywood. En su opinión los personajes de la película están muy bien trazados y no era necesario imitar a nadie. También nos reveló el secreto para aguantar la dinámica de un rodaje tan exigente físicamente: alimentarse bien y descansar.

Lo más difícil, asegura, fue el trabajo interno. Su personaje se mostraba a menudo pensativo, como ausente, y era complicado mantener esa “nota de fondo” en cada escena.No se trata de un héroe, es una persona íntegra y coherente que se mueve por el amor a su familia. Siente la necesidad de responsabilizarse de sus actos para crecer como persona y para educar a su hija en esa misma convicción.

Antonio de la Torre, otro de los protagonistas, pasó la dura prueba de rodar una escena de pelea en el agua. No sólo fue duro por la temperatura del mar sino porque hicieron falta cuatro días para rodarla. Afirma que la película ha sido difícil para todos pero que eso mismo es lo que la hace grande. Le toca hacer de “tipo duro”, para lo cual ha tenido que buscar en su interior esa parte de sí mismo que más se acercara al personaje, profundizado en su “lado oscuro”.

El “malo de la peli” le cayó en gracia a Karra Elejalde. El lo define como un profesional de Inteligencia, no se trata de ningún sádico. Le gusta su trabajo y lo hace bien. No intentó en ningún momento juzgar al personaje, se limitó a aproximarlo a lo bueno y malo de sí mismo. Se podría definir como un “malo” muy ético ya que todo lo que dice tiene lógica y se cumple. Al principio intenta la vía de la amabilidad, luego el soborno y más tarde la amenaza.

Bernabé Fernández interpreta al soldado impetuoso que se deja llevar y acaba actuando sin ninguna moral. El actor asegura haber conocido a militares así, que no sabían desenvolverse en la vida civil cuando eran retirados del servicio.

Fernando Marías, autor de la novela en que se basa la película, dice estar muy satisfecho del resultado final. La historia que narra es ficticia pero podría perfectamente haber ocurrido. Lo interesante para él era mostrar el juego existente entre la realidad y la manipulación de los hechos que a menudo se nos muestra a través de los medios.

Para consultar la crítica pulsa aquí, para ver más fotos, aquí.