Mina, la hija del Doctor Seward, tiene pesadillas con un horrendo ser de ojos rojos y con lobos y murciélagos. Su amiga del alma, Lucy, hija, a su vez del amigo de su padre, el Profesor Van Helsing, ha muerto en extrañas circunstancias. Mina está enferma, es una enfermedad desconocida, necesita sangre. Su novio Jonathan Harker, está dispuesto a todo para salvarla.

Su padre avisa a su viejo amigo Van Helsing y le comunica el triste fallecimiento de su hija, Lucy. Van Helsing llega al sanatorio psiquiátrico del Doctor Seward dispuesto a enterrar a su hija y salvar a Mina. Pronto se da cuenta de que de un Conde rumano, recién llegado de sus lejanas tierras en Transilvania, y que visita a la familia Seward desde que llegó, esconde un secreto que solo el Profesor Van Helsing es capaz de descubrir y enfrentarse a él. El mito del vampiro ha sido fuente de estudio del viejo Profesor durante muchos años. Ahora se enfrenta a uno. Al más antiguo y al más cruel de todos: El Conde Drácula.

Drácula sobre el escenario te sorprenderá, con una atmósfera oscura, una escenografia muy trabajada y con unos efectos que te impresionarán, Drácula pretende que el espectador pase miedo, que se marchen con el miedo en el cuerpo a sus casas.

Tras la experiencia de “La Mujer de Negro” (Más de 1000 funciones representadas por toda España), han querido trasladar a esta versión de Drácula aquellos elementos que consideramos eran los fundamentales para desarrollar la atmósfera que se creaba en la función con sólo dos actores.

Al público se le invitaba a “imaginar”, a que hicieran un esfuerzo por visualizar todo aquello que se les contaba. La palabra del actor ejercía un poder hipnótico sobre la imaginación del espectador. Todo esto se traduce en que la adaptación del texto de Drácula, y de Van Helsing en particular, incida en esta línea de trabajo. El texto del doctor al principio, y en medio de la trama, como si los espectadores fueran alumnos suyos en una conferencia médica donde les cuenta lo ocurrido con el vampiro.

Y el texto del Conde, en los momentos donde trata de explicar a Mina sus sentimientos y (en uno de los momentos importantes de la función), introduciéndose en la mente de Van Helsing.

Banda Sonora. Los elementos sonoros de la función (Dolby 5.1 que rodea al público) son fundamentales para crear la atmósfera del mundo inquietante que se pretende conseguir. Una ventana que golpea constantemente por el viento, el ruido del mar, lo aullidos de los lobos, los gritos de los locos, los silbatos de los carceleros, las alas del vampiro, algún off de Drácula…

Son sonidos que han de sorprender al espectador y ayudarle a imaginarse el lugar. No hay música, los propios sonidos de la función son los que crean la banda sonora de la misma.

Escenario. Simple. Oscuro. Gasas que dejan ver espacios que aparecen.. Sorpresas de elementos en perfecto estado (habitación de Mina). Paredes de ladrillo. El uso del patio de butacas como parte del lugar por donde transiten a veces los personajes. Luz. Oscuridad. Puntos de luz llevados por los mismos personajes. Efectos de luz para el conde, para los ojos del vampiro. Sombras, la sombra de Drácula que aparece y desaparece por todo el teatro. La luz del faro que recorre la estancia en la oscuridad….

Magia. Se le ha propuesto al gran mago español, YUNKE, que trabaje varios efectos simples pero efectistas que hagan que Drácula aparezca y desaparezca misteriosamente, Mina que levita, efectos que permitan que el espectador sienta en su nuca la inquietud de una próxima aparición inesperada.

Hay que destacar que todos estos elementos han de ser introducidos sutilmente como parte de la atmósfera, de la tensión del momento dramático del texto, y de la puesta en escena.

El vampiro. En dos o tres momentos de la función ha de aparecer un murciélago. Se recreará al animal que idealmente sobrevolará el patio de butacas. El espectador ha de sentir que puede aparecer en cualquier momento.

Por último todo lo que rodee al espectáculo, desde el programa, el vestíbulo, la cartelería, anuncios de radio y prensa, etc. han de “preparar” al público para lo que van a ver. Van a pasar miedo. Van a llegar a oler al vampiro. Van a irse con el miedo en el cuerpo a sus casas.

Es teatro, sí. Pero la fuerza y la atmósfera, que ha de crear la función, ha de conseguir que uno gire la cabeza antes de cerrar la puerta de su casa y cierre la ventana… por si acaso.

Una obra muy especial que merece ser vista y disfrutada.