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ANTIGONA. SIGLO XXI |
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Nuevo montaje de Emilio del Valle con su compañía (In)constantes Teatro, en torno a esta mujer (Antigona) que supo decir no. Para el director, la Antígona de Sófocles tiene una gran vigencia. "Es el enfrentamiento entre un hombre adulto poderoso y una mujer muy joven. Entre un hombre y una mujer, al fin. Antígona defiende, más allá de la ley de los dioses, su derecho a ser escuchada como mujer, como ser humano, en un momento en que la polis griega se configura y los derechos de la mujer están humillados. No hemos cambiado tanto". | ||
Se puede disfrutar de Antigona. Siglo XXI del 2 de febrero hasta 19 de febrero de 2012 en el Teatro: Matadero Madrid. Naves del Español, Sala 1. Después de cautivar al público en la pasada edición del Festival de Mérida con once representaciones en la alcazaba árabe, Antígona Siglo XXI, viene a la Sala 1 de las Naves del Matadero. Se trata de un montaje atemporal que de alguna manera reúne la historia de todas las guerras. La acción transcurre en Tebas. Fiel al texto clásico, la versión la firman Isidoro Timón y Emilio del Valle quien también dirige a lista de trece actores encabezados por Chete Lera. La historia arranca al día siguiente de finalizar una guerra. Son los restos del tiempo, de un naufragio, lo que queda, restos que, hoy, se recomponen para gozo público. No hay guerra justa ni ciudad que merezca una guerra. Estamos en la Tebas del siglo IV antes de Cristo o en la Roma agotada por la caída del Imperio o en el Madrid de 1939 o en Palestina, Líbano, Afganistán, África… Y es que la guerra hace añicos el espacio, pero también el tiempo. A propósito de… Nota sobre Antígona El hombre es un ser extraordinario. Lo dice Sófocles en su Antígona. Y debe tener razón, porque, después de muerto, sigue siendo motivo de conflicto. Antígona muere por enterrar un muerto, Creonte mata a quien entierra al muerto. Es lo que tienen los muertos, que son necesarios para ejemplarizar y apuntalar el poder en unos casos, mientras que en otros son necesarios para apuntalar la memoria, el lugar donde renovar la frescura de las flores un día al año, el 1 de noviembre. Entre tanto, el muerto no dice nada. No habla, porque está muerto. Naturalmente, en este punto la Antígona de Sófocles nos revela su vigencia. Y en el enfrentamiento entre un hombre adulto poderoso y una mujer muy joven. Entre un hombre y una mujer, al fin. Antígona defiende, más allá de la ley de los dioses, su derecho a ser escuchada como mujer, como ser humano, en un momento en que la polis griega se configura y los derechos de la mujer están humillados. Lo dice Creonte, nada hay peor que estar subordinado a una mujer. Y se lo dice a Hemón, su hijo, No hemos cambiado tanto. Y así, probablemente, todo esto de la universalidad de los textos clásicos sonará menos casual, más cercano, si pensamos en el conflicto socio-político creado a raíz de la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica. Para unos, las Antígonas contemporáneas, es imprescindible, para que todos los españoles se sientan igual ante el tribunal de la Historia. Para otros, es una forma de buscar la división de la unidad del Estado. Lo que es bueno para unos, los que no consiguieron enterrar los restos de sus muertos, es malo para otros que, habiendo enterrado a los suyos, teniéndoles presentes hasta en el callejero de sus ciudades y pueblos y en los muros de sus iglesias, entienden que buscar y desenterrar a los desaparecidos es algo así como reabrir heridas. Es probable que teman que los muertos hablen. Como Creonte. Pero, no. Tranquilos. El hombre es un ser extraordinario, pero no ha conseguido decir ni pío después de muerto.
Nota sobre el espacio. Nada es más intemporal que una guerra. Una historia que arranca al día siguiente de finalizar una guerra. Finalmente, son los restos del tiempo, de un naufragio, de una guerra, lo que queda, restos que hoy se recomponen para gozo público. Y eso es Tebas para nosotros. Los restos de una ciudad sitiada, rotas sus casas, sus obras públicas, las ropas y las gentes, piedras desperdigadas, sin luz, con el sonido de la alarma metido en los huesos de los ciudadanos y el temor conviviendo con la esperanza de que todo haya acabado de una puta vez y hoy sea el día siguiente de un futuro en paz. No hay guerra justa, ni ciudad que merezca una guerra, que nada hacen, las ciudades. Por eso, una guerra es igual a otra, y está a otra, y así hasta la extenuación. Todas las ciudades en guerra se parecen, sus restos, nada tan parecido entre estos, los restos, de manera que sin salir de la Mérida arqueológica podemos estar entrando en la Tebas del siglo IV antes de Cristo, o caminando por la Roma agotada por la caída del imperio o en las viejas instalaciones del Matadero, o en Madrid, mil novecientos treinta y nueve, o en cualquier teatro vacío, o en Palestina, Líbano, Afganistán, África. Y es que la guerra hace añicos el espacio, pero también el tiempo. Emilio del Valle. Dirección Ficha artística (IN)CONSTANTES TEATRO PRESENTA UNA PRODUCCIÓN DEL FESTIVAL DE MÉRIDA
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Por: Estrella Savirón. Fecha: Enero 12. | ||
Fotos: Nacho Lopez para Agolpedeefecto (ilopezgonzalez2002@yahoo.es - http://nacho-lopez.info) | ||