valoración: 7.5

Sinopsis: Milo (Kit Harington), un esclavo convertido en gladiador, contempla impotente cómo su verdadero amor, Casia (Emily Browning), la hermosa hija de un rico mercader, se ha prometido con un corrupto Senador romano (Kiefer Shuterland). Pero cuando el Monte Vesubio entra en erupción, Milo deberá luchar en una carrera contra el tiempo para salvar a su amada mientras la magnífica ciudad de Pompeya se derrumba a su alrededor.

Comentario:

La historia de la desgracia de Pompeya siempre ha causado una gran fascinación y, sin duda que para los amantes del cine de catástrofe no puede haber un capítulo histórico más atrayente. Al igual que sucede en la taquillera (y soporífera) Titanic, aquí se aprovecha la circunstancia para narrar una historia romántica en medio de la hecatombe. El volcán no hace distinciones, así que tanto héroes como villanos se encuentran a merced del humo, el fuego y la lava.

Estéticamente es como cualquier otra superproducción sobre el imperio romano, con un gran despliegue de medios, extras y asombrosos paisajes y construcciones (aunque la mayor parte sean virtuales pero ¿eso quién lo nota?) Siguiendo la estela de la exitosa serie Spartacus, aquí también vemos desfilar una serie de aguerridos gladiadores luchando y sudando ligeritos de ropa. Inevitablemente surge el amor entre el prisionero rebelde y la hija del hombre más rico de Pompeya. También se entrecruzarán intrigas de dinero, poder, celos y venganza, que no falte de nada.

Lo cierto es que “Pompeya” se ve con agrado, el interés no decae en ningún momento y los cambios de situación debidos a los caprichos de los poderosos son un continuo reto para que los protagonistas se revuelvan y actúen. El ritmo es trepidante y al final se comprueba cómo las fuerzas de la naturaleza están muy por encima de las miserias humanas a las cuales convierten en ceniza como si tal cosa. Quizá la moraleja es que deberíamos tener un poco más de humildad.