(EN ROSA INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO):

“Hasta nueve años querría estar matándola”, dice Otelo en la obra de Shakespeare cuando cree que Desdémona se burla de él. El argumento del clásico es conocido por todos: el Moro cree ser engañado por su amante y los celos hacen que termine matándola en el último acto.

Otelo bien puede ser un joven de dieciséis años, y el palacio de Venecia bien podría ser un aula de un instituto cualquiera, donde las relaciones de  amistad, amor, poder, celos y secretos corren de pupitre en pupitre, como el pañuelo de Desdémona.

¿Es posible trasladar los personajes de Shakespeare a un instituto? Definitivamente, sí. Sin apenas adulterar el texto original, mediante un proceso de traducción y  adaptación, nuestra obra aborda temas actuales entre los jóvenes, como el acoso, el bullying,  las redes sociales y la violencia de género. 

COMENTARIO:

El Otelo de William Shakespeare sirve como base para esta propuesta que viene a demostrarnos, gracias a la adopción de Jesús Torres, que aunque haya pasado mucho tiempo desde que fue escrita la obra original, sigue tristemente vigente tanto el poder de la manipulación como las nefastas consecuencias de la violencia (tanto física como verbal y emocional).

Lo primero que llama la atención en esta propuesta es la ambientación, un instituto y los alumnos del mismo que son los protagonistas, adolescentes, uniformes, música y redes sociales, en una versión que se ajusta a la realidad social actual sin perder un ápice del mensaje original (aunque la historia que se nos presenta posee algunos cambios significativos que debe descubrir el espectador).

Carlos Álvarez Ossorio dirige esta propuesta donde sus protagonistas, alumnos y alumnas adolescentes del Instituto Venezia viven y se comportan como el resto de adolescentes de su generación, en las aulas tienen a sus compañer@s, amig@s, enemig@s, etc., sienten miedo, inseguridad, amistad, amor, odio, celos, etc.  Pocas cosas han cambiado emocionalmente desde los tiempos del Otelo de Shakespeare, los sentimientos y las emociones perduran aunque haya cambiado la forma de comunicarlas, y por ello, en esta propuesta, internet y las redes sociales tienen mucha importancia.

Carlos Álvarez Ossorio sale airoso en la dirección de la propuesta, marca bien los tiempos y sabe enfatizar los momentos que definen la sociedad actual y el momento en que vivimos, con personajes bien construidos, fácilmente reconocibles, pero sin que ello nos haga olvidar que, en esta historia, hay más de una mano ejecutora, ya que una mano es la que ejecuta físicamente (Otelo) y la otra, la que siembra la semilla de la desconfianza y la duda, y la riega y extiende, haciendo que crezca la ira, el dolor y la muerte (Yago), sin importarle las fatídicas consecuencias, o tal vez no, ya que estando en un entorno adolescente, no podemos asegurar (a diferencia de los adultos) que detrás de determinados comportamientos adolescentes exista una idea clara de las consecuencias inmediatas (ni futuras) de los actos realizados. En ese sentido, la obra se adapta perfectamente al contexto que se quiere presentar y a las personalidades de sus protagonistas.

Y es que, esta historia se basa en la manipulación ejercida con engaños (por Yago adolescente cobarde pero inteligente) aprovechando la inseguridad emocional de sus víctimas (Otelo que arrastra una gran inseguridad por su propia trayectoria vital y por supuesto por ser un adolescente), y todo para conseguir un objetivo que crece de la envidia pero también de la necesidad de conseguir unos objetivos necesarios para no defraudar a la familia, entorno, etc.

La propuesta comienza en un aula del Instituto Venezia, donde nuestros protagonistas dan vida a adolescentes formándose tanto intelectualmente como emocionalmente, ya no son niñ@s pero tampoco adultos de pleno derecho, están llenos de sus esperanzas, miedos y complejos, sufriendo la guerra interna de las hormonas, y rodeados de un mundo casi siempre difícil de comprender, evolucionando como personas en una sociedad que no se lo pone demasiado fácil. Y para comunicar todo esto, se utiliza en la propuesta la mezcla de un lenguaje coloquial y cercano con algunos de los diálogos de la obra original, adaptándose a la actualidad, a los móviles, las redes sociales, los audiovisuales y la música, que se utilizan como otr@s protagonistas de la propuesta.

El elenco formado por Elena de Frutos, Jose Luis Verguizas Moguer, Jesús Torres, Carol Delgado y Diego Olivares Pardo realizan un trabajo interpretativo muy digno y honesto, y aunque es algo desigual, el trabajo en equipo es lo que marca la diferencia. Todos se complementan perfectamente y más que las interpretaciones individuales (que son buenas), lo que realmente engancha y llama la atención es la evolución de los personajes. Un elenco que comienza siendo un grupo de adolescentes despreocupados, pero que rápidamente consiguen sujetar las riendas de los personajes, hacerlos suyos y llevarlos con soltura y eficacia al dramático final. Una línea de evolución ascendente bien calculada y mejor ejecutada.

Otros momentos destacables de la propuesta, más allá de la acción propiamente dicha, son las escenas de las competiciones y entrenamientos, momentos llenos de ritmo, sincronización, música y luces, en una danza colectiva que rompe la acción con su fuerza visual y resulta muy efectiva.

Una interesante propuesta tanto por su temática como por si construcción, que no intenta esconder nada, todo lo contrario, intenta mostrar la realidad por cruda que sea. En esta realidad hay acoso, miedo, decepción, inseguridad, incomprensión, incomunicación, violencia, muerte, pero hay amistad, compañerismo, amor, etc. Y todo ello para mostrar las consecuencias de los actos desde otro punto de vista, intentando que el cambio de perspectiva permita una visión clara y analítica, y un pensamiento crítico y honesto de nuestras acciones.

FICHA:

Dramaturgia: Otelo de William Shakespeare.
Traducción y adaptación: JESÚS TORRES.
Dirección: CARLOS ÁLVAREZ OSSORIO.

ELENCO:

Elena de Frutos
Jose Luis Verguizas Moguer
Jesús Torres
Carol Delgado y
Diego Olivares Pardo.

Con la colaboración de Consejería de Cultura - Junta de Andalucía y Cultura Comunidad de Madrid.

Compañía: Aedo Teatro.