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AFTER PLAY.

(EN ROSA INFORMACIÓN FACILITADA POR LA COMPAÑÍA / TEATRO):

Moscú 1920. En octubre de 1917 la Revolución Rusa ha convertido una sociedad anclada en el feudalismo en una república donde la aparición de una nueva clase media desmorona todo el entramado social de antiguos esclavos, obreros, terratenientes, aristócratas y zares.

En este mar de incertidumbres, dos seres extremadamente humanos tropiezan en una cafetería de Moscú. Son Sonya Serevriakova (sobrina de Tío Vania) y Andrey Prozorov (hermano de Tres Hermanas). Ella pertenece a una familia que siempre vivió del campo y ahora se encuentra en una situación incierta con respecto a sus posesiones. Él, hijo de un general, trabaja en la Ópera de Moscú como violinista. O eso es lo que parece. Apariencias, viejas costumbres, mentiras y una tundra interminable de soledad que se extiende delante de ellos.

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COMENTARIO:

Brian Friel, autor de esta propuesta, ha demostrado en múltiples ocasiones (hasta el momento de su fallecimiento el pasado 2015) su amor, admiración, respeto y profundo conocimiento  de las obras de Chejov. En esta ocasión, presenta una pequeña obra con dos personajes sacados de sus respectivas obras de Chejov para encontrarse e interaccionar en un contexto totalmente diferente, pero eso sí, manteniendo esta atmosfera tan característica de Chejov. Estos personajes son capaces de encontrar un punto de conexión al compartir una característica común, su soledad. Sus vidas no son como pudiera parecer a primera vista, pero la complicidad generada a partir de un encuentro aparentemente casual, hará que ambos personajes conecten a través de su soledad, tristeza y profunda melancolía, siendo capaces de sincerar sus corazones el uno con el otro.

En este pequeño ejercicio dramático llama la atención la originalidad del encuentro entre Sonia (Tío Vania) y Andrey (Tres Hermanas), un encuentro en un pequeño y austero establecimiento donde compartirán momentos de complicidad y confidencias. Sus historias, sus vivencias y secretos no concuerdan del todo con las obras originales de Chejov, pero están perfectamente explicadas, en estas nuevas versiones, con muchos puntos de conexión con las obras originales que enseguida engancharán al espectador conocedor de las mismas.

Mientras Sonia y Andrey se cuentan sus vidas, nos aportan datos que nos ayudan a enlazar con la obra correspondiente, sin embargo, existe un punto añadido para aquellos que no conozcan estas obras de Chejov, que no es necesario conocerlas, ya que los personajes cuentan perfectamente su historia, con detalles claros y fáciles de seguir, mientras estos dos personajes de Chejov sacados de su contexto recrean un instante concreto de sus vidas, una noche de encuentro y charla que se desarrolla a ritmo lento y sosegado, de forma amable y cordial, ofreciéndonos momentos amables, tiernos, nostálgicos y melancólicos.

En la presente versión con dirección de Roberto Quintana y Eugenio Jiméneza como ayudante de dirección (la iluminación es controlada por Jesús Perales y sonido por Jesús Ortíz), se mantiene en escena a dos únicos personajes, un hombre y una mujer, ambos maduros, personajes que se reinventan y que se caracterizan por tener un pasado que les atormenta y un futuro incierto. Una característica de esta propuesta, bien aprovechada por la dirección, es la propia naturaleza de los personajes, aparentemente tan diferentes pero en realidad, tan parecidos, sobre todo en su carga de nostalgia y en ese vacío que encuentran cuando miran hacia el futuro.

En escena (diseño espacial y vestuario de la Cía. Perro Negro y el estilismo de Manolo Cortés), una mujer sentada toma una taza de té, a su lado una mesa y sobre ella, unos papeles que esta mujer (Sonia) mira medio adormecida, a este pequeño establecimiento entra un hombre, también de mediana edad, va elegantemente vestido con un frac y lleva una pequeña bolsa de viaje y un estuche de violín, sin embargo, sus zapatos están sucios y desgastados, un pequeño misterio... Ambos entablan una animada conversación donde conoceremos, poco a poco, sus secretos. Ambos se escuchan con amabilidad, delicadeza y comprensión, se dejan hablar y se escuchan (un ejercicio poco común en nuestros días), en sus caras blanquecinas (maquilladas para destacar la profundidad de ojos y pómulos), resaltan la tristeza de sus corazones, mientras sus ojos miran al vacío, rara vez se miran directamente o cruzan sus miradas, remarcando así su estado de soledad.

En las primeras conversaciones entre ambos personajes, aparentan ser personas normales con sus alegrías y sus tristezas, sin embargo, a medida que hablan se vislumbra que todo lo anterior se basa en mentiras y/o medias verdades que ocultan la realidad de dos vidas tristes y pesarosas. Sin embargo, este pasado que descubrimos lleno de penalidades, queda relegado en nuestras mentes, ya que estos personajes consiguen que nos sintamos algo inquietos ante la incertidumbre de su futuro.

Estos personajes están interpretados por Silvia Acosta y Carlos de Austria que nos llevan suavemente a través de la muerte, el amor no correspondido, el abandono, la soledad y la tristeza, etc. Silvia Acosta y Carlos de Austria con tranquilidad, eficacia, honestidad y templanza dan vida a unos personajes que miran los tiempos pasados con cierta resignación. Sonia es un personaje más intenso, es consciente del tiempo perdido esperando ser amada, esperando esa oportunidad que nunca llego, es triste amar a alguien que no te corresponde, sin embargo, la mirada hacia delante solo muestra más soledad, esta vez sin esperanza, más bien con una triste resignación ‘mientras haya fuerzas para continuar’.  El personaje de Andrey es más enérgico dentro de su melancolía, aunque él, parece tener alguna esperanza por un futuro mejor. La dificultad interpretativa es obvia pero Silvia Acosta y Carlos de Austria salen airosos en este viaje íntimo y personal. De fondo suena la música, fragmentos musicales de La Bohéme, Giacomo Puccini gracias al diseño musical de Eugenio Jiménez (violín de Leo Rossi).

La propuesta es tierna y sutil, tranquilamente se desliza a través de un momento del tiempo y el espacio donde lo importante son simplemente dos personajes conectados entre sí por su tristeza, aunque siempre esperamos que encuentren una mínima aunque desesperada esperanza en el futuro. La obra, sencilla en su concepción, se deja ver con agrado y sorprende por el juego entre dos personajes sacados de sus propias obras para cruzar sus destinos.

FICHA:

AUTOR Brian Friel
VERSIÓN Y DIRECCIÓN Roberto Quintana
AYUDANTE DE DIRECCIÓN Eugenio Jiméneza
TRADUCCIÓN Willy Faucon
INTÉRPRETES Silvia Acosta, Carlos de Austria
ILUMINACIÓN Jesús Perales
DISEÑO MUSICAL Eugenio Jiménez
SONIDO Jesús Ortíz
DISEÑO ESPACIAL Y VESTUARIO Cía. Perro Negro
ESTILISMO Manolo Cortés
VIOLÍN Leo Rossi
FRAGMENTOS MUSICALES La Bohéme, Giacomo Puccini
FOTOGRAFÍA Y REGISTROS Vera Audiovisual
DISTRIBUCIÓN Teresa Velázquez
Producción: Perro Negro.

 

POR:
ESTRELLA SAVIRÓN (alias A golpe de efecto).
Hago crítica teatral, pero sobre todo amo el teatro, e intento lograr la difusión de la cultura de una forma veraz e independiente. He colaborado en varios medios en España y fuera de nuestras fronteras y en programas de radio dedicados a las artes escénicas. En 2007 creé Agolpedeefecto.com, una revista digital que tenía como objetivo la difusión de la cultura, con amplitud de miras y aún sigo en el empeño.
FOTOS: Cía. Perro Negro
FECHA: Dic 17
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AFTER PLAY.

DONDE: NAVE 73
Calle de Palos de la Frontera, 5, 28012 Madrid.

CUANDO: Sábado 2, 9, 16, 23 y 30 de diciembre de 2017.

 

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