Disfruta en el Teatro Lara de esta obra Accesit Premio Marques de Bradomín 2012 con Texto de Lucía Carballal, dirección de Francesco Carril.

Dicen que un buen final es capaz de salvar cualquier historia. Quizá es eso lo que piensa Luis cuando, cansado de los efectos de la quimioterapia, decide abandonar su tratamiento y enfrentarse “con salud” a sus últimas semanas de vida. En esa etapa le acompañará Maite, su única hija, quien regresa del extranjero después de muchos años alejada de él. Con ellos estarán Roberto -el novio de Maite- y Paula, una joven cuidadora.

Responsables unos de otros, todos buscarán un hogar y una función en este encierro compartido. A través de sus acciones, inútiles y hermosas, tratarán de construir el mejor de los finales posibles.

Mejor historia que la nuestra from Poliedro on Vimeo.

Comentario:

Cuando la muerte avisa y poco a poco va cobrándose su precio haciendo que la vida se vaya desvaneciendo, es el momento de tomar medidas, la forma en que las personas afrontamos la proximidad de la muerte es tan diferente como las personalidades existentes, sin embargo existen puntos en común y una vez que el miedo deja de paralizar a la persona, la reconciliación con los seres queridos parece ser el mejor bálsamo para el alma.

Ahora Lucía Carballal autora y Francesco Carril director, nos muestran el momento final de una vida y el impacto sobre la familia y personas más cercanas. La historia sobre esos últimos días y la interacción entre padre e hija, las heridas abiertas y las que se reabren, los momentos perdidos y los mal entendidos, los anhelos, etc. un último intento para sanar estas heridas aunque sea doloroso, el momento de la reconciliación. Y es que, en estos momentos cuando ya nada ahí que perder, cuando ya es inútil mantener una máscara de hipocresía, son en esos momentos cuando la sinceridad y las emociones pueden salir a la luz de una forma tan honesta como cruel, en un tsunami emocional.

En la obra, los cuatro personajes, padre, hija, el novio de la hija y joven cuidadora están unidos por un hilo invisible, ninguno sobra, todos son importantes para la historia, incluso en su vestimenta se encuentra el simbolismo de esta unión, ya que todo el vestuario esta tapizado con la misma tela que las sillas y los manteles de la una mesa que se va despojando a cada momento de capas y capas, al igual que los personajes.

Unos personajes que quieren ser sinceros, pero ese es un ejercicio difícil y completo, sin embargo, el tiempo juega en su contra y poco a poco las capas con las que se protegen del dolor van cayendo para mostrarse tal y como son, y así comprenderse y perdonarse. Un juego para finalmente mostrar lo que somos, lo que queremos ser y lo que debemos ser.

Tanto el cambio de manteles como los tramos de la obra, los tiempos, la presencia constante de los actores en escena, sentados en sillas de cara a la pared cuando deben estar ausentes o esperando a entrar en escena en las esquinas del espacio escénico o dentro de la acción, denotan el excelente trabajo de dirección, cada movimiento, cada pensamiento, cada paso, son como pequeños movimientos de ajedrez que en esta ocasión conseguirán finalmente el jaque mate al rey.

Chema Muñoz es Luis el padre algo gruñón que ha aprovechado la inseguridad de su hija para manipularla, pero ahora se muestra distante en su intento de no dar pena y huir de la dependencia. El trabajo de Chema Muñoz es impresionante, da una lección de interpretación con un planteamiento cercano, creíble, lleno de matices, con una carga dramática difícil de conseguir y mantener. Un actor que abre la boca y que únicamente con su voz muestra el dominio de la escena y el bagaje que lleva sobre sus espaldas.

Mamen Camacho es Maite, la hija es un personaje que se enfrenta a su padre y al mismo tiempo tiene su particular duelo con el resto de personajes, una persona insegura, que hace lo que se espera de ella y que vive la vida de los demás y no la suya propia. Un personaje que lucha por un reconocimiento personal y que se ve superada por el miedo ante la inminente muerte de su padre. Tal y como dice el personaje de Antonio De Cos cuando padre e hija dejan de comer, eso es un síntoma del miedo. Un personaje convincente que se muestra autentico y sincero.

Antonio De Cos es Roberto, pareja de Mamen, se muestra comprensivo y empático, siendo inicialmente un personaje fuerte pero que poco a poco muestra su naturaleza humana, tan fuerte y tan débil como el resto. Un personaje que más allá de sus propios intereses esta donde debe estar cuando debe estar. Un personaje más ligero pero perfectamente interpretado.

Paloma Zavala es Paula la cuidadora del padre, como una versión light de Lolita, realiza un trabajo digno aunque no llega a empatizar del todo con el público, el personaje esta ahí pero se siente cierta distancia con la trama y el resto de personajes.

Una obra emotiva, con un buen texto que reflexiona sobre la necesidad de la despedida, (con algunos fragmentos menos efectivos o tal vez no, ya que dependen mucho de la sensibilidad de la persona que escucha). Los personajes están bien dibujados aunque existen referencias sobre su pasado y la personalidad de los personajes que mueren inmediatamente sin llegar a profundizar.

Las interpretaciones son buenas y muestran un trabajo sincero y honesto que el público agradece. El uso del simbolismo y de momentos especiales como la parte de interfono da un toque de humor que rebaja la carga emocional de esta obra llena de miedo, dolor y emotividad pero que deja un regusto de optimismo.

Ficha:

Texto: Lucía Carballal
Dirección: Francesco Carril

Reparto:
Chema Muñoz………………Luis
Cristina de Anta………….Maite
Antonio de Cos…………….Roberto
Natalia Huarte……………..Paula

Reparto Mayo-junio 2014:
Chema Muñoz………………Luis
Mamen Camacho………….Maite
Antonio de Cos…………….Roberto
Paloma Zavala…………….Paula