El dramaturgo Iñigo Guardamino vuelve a estrenar nueva pieza tras el éxito de Vacaciones en la inopia (elegida entre las diez mejores obras de 2013 del Off madrileño por los lectores de la revista Godot). Regresa con esta obra que es un 'tour de force' entre dos padres determinados a salvar el futuro de su hijo sea como sea. CASTIGO EJEMPLAR YEAH es una comedia negra con nocturnidad y alevosía.

Y tú, ¿Qué estarías dispuesta a hacer por tu hijo?

Sinopsis: Un matrimonio, en la oscuridad de la noche, entra clandestinamente en el despacho del director del internado donde estudia su hijo de diez años. La intención de la pareja es eliminar las pruebas del mal comportamiento del estudiante guardadas en el despacho y que pueden tener consecuencias para él en la próxima reunión de la dirección del centro. El chaval llevaba acumuladas dos faltas graves por mal comportamiento y acaba de cometer la tercera, que tiene como consecuencia un castigo ejemplar, que es como mínimo la expulsión del centro educativo o algo peor. Mucho peor. Y en el siniestro despacho, en su particular noche oscura del alma, el matrimonio va a descubrir cosas sobre su hijo y ellos mismos que ni siquiera se imaginaban.

Comentario:

Íñigo Guardamino nos presenta CASTIGO EJEMPLAR YEAH, una obra que se caracteriza, al igual que sus anteriores trabajos, por su manera tan peculiar de ver el mundo y de expresar de forma crítica y a la vez divertida, además de bastante surrealista, aquellos aspectos que le preocupan o que merecen una reflexión.

Si bien ‘Vacaciones en la Inopia’ me creo momentos de verdadera confusión y de encontrarme literalmente en la inopia, en ‘Castigo Ejemplar Yeah’, la sensación ha sido diferente, manteniendo su particular manera de expresión Íñigo Guardamino presenta todo un mundo abierto a la exploración y a la reflexión, pero dentro de una línea argumental fácil de seguir y asimilar. Eso sí, salpicando las situaciones más dramáticas con un humor acido y muy negro que te atrapa.

Con una línea bastante más centrada en los sucesos y la acción, aunque sin obviar las referencias y toques de locura surrealista, Íñigo Guardamino, nos presenta una interesante propuesta que además de divertida se convierte en un experimento existencial donde las personas de un futuro cercano se nos muestran aún más perdidas que nosotros mismos, ante las consecuencias de la crisis y de un mundo aparentemente sin valores.

Estamos ante una sociedad que vigila y controla, que realiza controles exhaustivos e incluso tractos rectales en el metro… pero las personas individuales siguen aferradas a los clásicos estándares sociales de clase media y alta, a aparentar ser algo que no se es, donde la vanidad y la envidia lo corrompen todo. Pero sobre todo, una sociedad y unas personas que la habitan, donde por encima de todo esta el miedo. Una sociedad que impone su castigo, con solo tres faltas el castigo llega, aunque las personas no sean demasiado conscientes de sus propias faltas, porque son otros los que dictan las normas. Pero el castigo siempre llega y el miedo y la culpa son sus instrumentos. Tres fallos nada más, y luego 'sufre, traga tus mocos, castigo ejemplar ¡yeah!'.

Partimos de un matrimonio de clase media que quiere aparentar más de lo que es, una pareja sin amor que guarda las apariencas, con un hijo al que parece que aman, pero al que temen por su frialdad y su falta de sentimientos hacia ellos y hacia el resto de la humanidad, un niño que ha crecido sin control, consentido y excesivamente mimado. Un pequeño dictador fuera de control.

Toda la obra transcurre en el despacho del director del centro escolar del hijo de la pareja protagonista. Ellos acuden cuando el centro esta cerrado para robar el expediente de su hijo y evitar que sea expulsado. Archivadores, cajas, etc., serán revisados minuciosamente en la búsqueda de estos papeles incriminatorios, mientras salen a la luz deseos, frustraciones, miedos, reproches, toda una batería emocional que da mucho juego para la reflexión aunque este rodeada de un envoltorio de surrealismo y comicidad.

Muchos son los temas sobre los que esta obra llama la atención, la crisis que ha cambiado los valores de una sociedad donde sus habitantes siguen aforrándose a aquello que conocieron y que aunque ya no existe, trae recuerdos de tiempos mejores. La familia, nuestro papel en la sociedad, la discriminación, la injusticia, la educación, las diferencias sociales, el poder de manipulación, el poder de las instituciones, la fuerza de la pertenencia ‘al grupo’, el poder de las élites, el papel de la iglesia en la sociedad, etc., muchos temas y cada cual escogerá sobre que pensar, sobre que profundizar o tal vez, simplemente sobre que reír.

Rodrigo Sáenz de Heredia y Natalia Díaz, dan vida a estos padres que viven una realidad que les supera. Ambos realizan un gran trabajo con un texto que, es todo menos fácil. En una obra donde la palabra es la base de todo, la palabra que no cesa, compleja y difícil no solo por el texto en si mismo (con canción incluida), también por los diferentes temas que salen, uno tras otro sin pausa, por los giros constantes, y por la propia interacción con el público en un espacio tan reducido. Con un ritmo contante, que esporádicamente decae pero que te atrapa sin remedio. Un viaje muy recomendable a través del universo surrealista, crítico y lleno de humor de Íñigo Guardamino.

FICHA:

Texto y dirección: Íñigo Guardamino.
Ayte. dirección / Coreografía: Crismar López.
Reparto: Natalia Díaz y Rodrigo Sáenz de Heredia.
Diseño de iluminación: Pedro Guerrero.
Escenografía / Espacio sonoro: María José Pazos.
Técnico de compañía: Rodrigo Algar.
Canciones: David Ordinas (música) e Íñigo Guardamino (letra).
Fotografía: Carmina Prieto.
Diseño: Andrés Sansierra.
Producción: La Caja Negra Teatro