valoración: 6

Título original Ricki and the Flash

Año 2015

Duración 101 min.

País  Estados Unidos

Director Jonathan Demme

Guión Diablo Cody

Fotografía Declan Quinn

Reparto Meryl Streep, Kevin Kline, Mamie Gummer, Sebastian Stan, Ben Platt, Charlotte Rae, Rick Springfield, Doris McCarthy, Josh Tobin, Hailey Gates, Marlon Perrier, Christian Frazier

Productora Columbia TriStar

Género Comedia dramatica

Sinopsis:

Meryl Streep se atreve con todo un nuevo reto – una cantante y guitarrista de hard rock – en Ricki, la nueva película de los ganadores del Oscar® de la Academia de Hollywood, el director Jonathan Demme y la guionista Diablo Cody. En esta electrizante y original película, cargada de actuaciones musicales en directo, Meryl Streep es  Ricki Rendazzo, una heroína de la guitarra que cometió innumerables errores al perseguir su sueño de alcanzar el estrellato en el rock-and-roll. Al volver a casa, Ricki consigue un atisbo de redención y la oportunidad de hacer bien las cosas con su familia a través de la música. Coprotagonizan junto a Streep, su hija en la vida real Mamie Gummer, que interpreta también a su hija en la ficción; Rick Springfield, cuyo rol es el de uno de los miembros de The Flash, enamorado de Ricki; Kevin Kline como el exmarido de Ricki; y Audra McDonald como la nueva mujer de Kevin Kline. 

Comentario:

La historia de una mujer que renuncia a su familia para tener una efímera carrera como cantante de rock no deja de ser cuando menos curiosa. Lo más interesante es cuando, décadas después, se encuentra a sí misma tratando de recuperar el contacto con su marido y sus hijos. Lo cierto es que se trata de un personaje sumamente complejo que no se resuelve simplemente con las tres únicas caras que la Strip sabe poner. El papel le viene enorme y en ningún momento convence por el mero hecho de ponerse trencitas y una cazadora de cuero.

Lo mejor de la película son sin duda las canciones: un amplio ramillete bien escogido entre lo más granado del rock norteamericano con excelentes solos de guitarra y buen ritmo. También queda bien reflejado el mundillo de los garitos de mala muerte donde se toca en directo cada noche para solaz de unos pocos nostálgicos.

La falta de vis cómica del reparto hace que la cosa se quede en un mero entretenimiento donde apenas se sonríe un par de veces, pero merece la pena disfrutarlo como si fuera un concierto, sin preocuparse de los diálogos ni del argumento.