valoración: 4

Sinopsis: Como cada día, Marcelo recoge a sus hijos en el piso de su exmujer. Como cada día juegan a “a ver quién llega antes”: ellos bajan por las escaleras, él en el ascensor, un juego que a su expareja no le gusta. Pero cuando un día Marcelo llega el primero al piso de abajo los niños no están. No están en ningún sitio. El miedo empieza a aflorar cuando una llamada telefónica les catapulta al horror: un secuestrador pone precio a la liberación de sus hijos. Marcelo tendrá que asumir la fragilidad de su mundo y decidir hasta dónde está dispuesto a llegar para recuperarlo.

Comentario:

Las películas de secuestros corren siempre el peligro de aburrir porque la trama se estira demasiado y a menudo va dando vueltas en círculo hasta que todo cae por su propio peso. “Séptimo” es un claro ejemplo de ello. La búsqueda de los niños secuestrados dentro de un edificio y el desfile de sospechosos, así como el baile de constantes acusaciones entre los personajes, se vuelve una fórmula repetitiva y cansina.

La idea básica no es mala pero como mucho hubiese podido funcionar como argumento para un capítulo de CSI, estirarlo durante más de una hora resulta harto fatigoso. No obstante sí que hay algo realmente bueno y que hace que la película gane puntos: el formidable trabajo de Ricardo Darín. El buen hacer del extraordinario actor argentino es lo único que mantiene al espectador atento a la pantalla, su capacidad para saltar de la ironía al desencanto y de la tristeza a la ira permiten que la película resulte interesante a ratos y ciertamente hay que admitir que su magnífica interpretación de un padre desesperado merece una mención aparte.

Por otro lado lo que hace perder puntos a “Séptimo” es la presencia inexplicable de Belén Rueda, que mantiene siempre la misma expresión en el rostro. Su inclusión en el reparto es un gravísimo error que tiene la nefasta consecuencia de hacer la película insoportable.