valoración: 6

"Un comando especial de alta montaña compuesto por nueve experimentados soldados es enviado a una base militar en un desolado páramo de Colombia, con la que se perdió contacto hace varios días y que se cree que fue blanco de un ataque guerrillero.

Al llegar, la única persona que se encuentra en el interior de la base es una mujer campesina fuertemente encadenada. Poco a poco, el aislamiento, la incapacidad de comunicarse con el exterior y la imposibilidad de huir, socavan la integridad y la cordura de los soldados, haciendo que pierdan la certeza sobre la identidad del enemigo y les crea dudas sobre la verdadera naturaleza de aquella extraña y silenciosa mujer.

Presas del miedo, la paranoia y de un oscuro secreto que llevan a cuestas, los hombres se enfrentan unos a otros convirtiéndose en animales dispuestos a matarse para sobrevivir."

Cuando una avanzadilla del ejército llega a una vieja casa, donde debía reunirse con el grupo anterior, y apenas encuentra rastro de ellos salvo sangre por todas partes, los ánimos comienzan a caldearse. Y la cosa empeoran cuando aparece atada una extraña mujer a la que algunos consideran una bruja. La superstición, los recelos y una oleada de neurosis, sacuden a los soldados envolviéndoles en una terrible escalada de crímenes.

La idea de combinar los géneros bélico y de suspense hace que “El páramo” merezca la pena. Los actores están muy creíbles dentro de sus diferentes estereotipos que van desde el prepotente hasta el cobarde, pasando por el impasible, el loco y el único enteramente cuerdo pero que se ve incapaz de manejar la situación. La convivencia entre estos tipos tan dispares se hace insoportable en la enrarecida atmósfera que les rodea. La tensión no deja de aumentar a cada minuto de la película, crispando los nervios del espectador.

Lo tétrico y opresivo del escenario, apenas entrevisto entre la niebla y la oscuridad, el acierto de comparar los fantasmas de la guerra con otros más oscuros y sobrenaturales, harán las delicias de todo amante del género de terror, aunque los sustos propiamente dichos no sean el punto fuerte del largometraje. Más bien se trata de un continuo “in crescendo” que culmina con un final que hiela la sangre.

Como curiosidad, no deja de ser anecdótico el ver una película rodada en español subtitulada en español (y no era para sordos). La verdad es que la jerga que hablan los soldados colombianos resulta incomprensible la mitad de las veces (es como tratar de descifrar una canción de Shakira) y se hace realmente necesario el uso de subtítulos ya que de lo contrario se pierde uno la mitad de la trama.