valoración: 7

MUSSOLINI VA A MORIR.
Título original Mussolini va a morir
País España
Director Rafael Gordon
Guión Rafael Gordon
Música Jorge Magaz
Fotografía Gaizca Bourgeaud
Reparto Miguel Torres, Julia Quintana
Género Drama
ESTRENO EN ESPAÑA: 10 de mayo 2013

Mussolini va a morir habla de un fanático populista, que engendró a Hitler y fascinó al mundo durante veintitrés años, dejando una estela de cincuenta millones de muertos. Esta película narra las últimas horas que en 1945, pasaron juntos el dictador Mussolini y Claretta Petacci antes de ser fusilados, colgados y masacrados como en un cuadro de F. Bacon.

Benito y Claretta fueron dos trágicos seres humanos, dignos de haber sido creados por Shakespeare. Contemplamos un duelo final entre Benito, el hombre, y su alter ego el Duce, ante la dramática presencia de Claretta Petacci. La lucidez del enajenamiento del creador del fascismo, obliga al espectador a dar su propia batalla ante este paradigma del ser humano.

Podría calificarse de claustrofóbica, de histórica, de dramática, reflexiva, introspectiva, y muchos otros adjetivos, pero todos se quedarían cortos. El texto de la obra es tan denso, tan rico, y abarca tantas materias y matices, que la única manera justa de definirlo sería copiarlo aquí entero. Y aun así nos faltaría el elemento físico de la voz atemperada y emotiva de Miguel Torres desgranándolo pacientemente para sacarle todo su jugo y que el espectador no pierda un ápice de su contenido.

Es una de esas películas que uno va a ver creyendo que ya sabe lo que se va a encontrar y luego resulta no ser así. Nos hallamos ante un Mussolini acabado que trata de dignificar su vida con un monólogo al principio prepotente, pero que luego va cobrando tintes intimistas, filosóficos, religiosos, políticos y, en muchos momentos, realmente emocionantes. El dictador se desnuda ante su pareja, esta vez no de su ropa, sino de su alma. Comienza, como si se tratara tan sólo de otro de sus discursos, considerándose a sí mismo superior a Hitler y otros personajes de la historia como Napoleón o César. Pero acaba dándose cuenta, al reflexionar, que él no es en absoluto distinto a ellos, que también sus monstruosidades serán siempre consideradas como una vergüenza para la humanidad.

Toda la película transcurre, al igual que la obra teatral en la que se basa, en una pequeña celda donde la pareja se halla confinada esperando la llegada de la muerte. Y a pesar de tan parco escenario, el director consigue sacar partido a todos los recursos posibles, desde un espejo cóncavo hasta una vieja balanza y unos desvencijados muebles. El protagonista no se calla en ningún momento y aparece de pie, sentado, tendido en el suelo, tocando los objetos de la habitación o arrodillado de dolor apoyándose en la ventana mientras escupe sangre debido a su úlcera. Incluso hay una escena en la que aparece su figura callada mientras su voz sigue sonando en off, y otra en la que lo único que vemos es su sombra en la pared.

El personaje de Claretta Petacci es poco más que una presencia silenciosa que escucha hablar a su pareja asintiendo de vez en cuando y replicando casi siempre con los ojos, salvo unas pocas frases tan lapidarias como las que dice el propio Mussolini. Es sobre todo un apoyo en la escena, casi como si fuera parte del atrezo.

Estamos ante una cinta peculiar, muy distinta de lo que se suele ver en nuestras pantallas y que propone una reflexión tan necesaria hoy como lo ha sido siempre y como lo será en el futuro.

 

Por: Javier León.     Fecha de pase: Marzo 13.
 

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