valoración: 6

Un grupo de amigos que están pasando las vacaciones en Europa van a a parar a Prypiat, una ciudad abandonada tras el accidente de la central nuclear de Chernobil; pero pronto se darán cuenta de que no están solos.

El cine de terror juvenil tiene sus fans y sus detractores a partes iguales, pero hay que reconocer que es un género que se mantiene con vida a pesar de que su fórmula pueda estar a estas alturas ya algo más que gastada. El grupo de chicos que se va de viaje a quién sabe dónde y acaba metido en el lío más dramático y peligroso es todo un clásico. Luego el miedo se va haciendo cada vez más tangible hasta que empiezan a caer uno a uno (aquí lo más divertido es apostar quién será el siguiente) para desembocar finalmente en un desenlace más o menos impactante.

Lo interesante hoy en día en este tipo de películas es hallar un guion que tenga una vuelta de tuerca inesperada, que tenga la capacidad de sorprender al espectador más allá de la sangre fácil. Quizá sea ese uno de los puntos fuertes de “Atrapados en Chernóbil”, que ofrece algunas novedades que son muy de agradecer. Para empezar tenemos el acierto de situar la acción en un lugar con una historia real, ya de por sí lo suficientemente espeluznante como para hacer que uno se estremezca. El escenario de la ciudad evacuada a la carrera, con los edificios llenos de muebles abandonados, coches en las calles, etc, resulta verdaderamente desolador. Si a esto le sumamos la presencia de animales nocturnos y la radiación a la que están continuamente expuestos los protagonistas, el horror está servido. Cada hora que pasan allí, sus cuerpos se cargan más y más de radiactividad… y no hallan la salida.

Por si todo esto fuera poco, hay que añadir otra presencia más. La de unos hombres deformes que caminan como zombis y que al parecer habitan la ciudad no se sabe desde cuándo ni por qué y que, ¿lo adivinan?, van asesinando a diestro y siniestro. Con todos estos ingredientes, los creadores han elucubrado un film de buena factura y de puro entretenimiento que a más de uno hará saltar de la butaca.